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jueves, 12 de mayo de 2016

Poner techo flixelina (DIY). Fotos y vídeo

PONER TECHO FLIXELINA

Lo primero que debe quedarnos claro es que no es lo mismo poner un techo de escayola que uno de flixelina, que como todos sabemos se trata de un tejido muy liviano. Techar con flixelina es un procedimiento solo apto para profesionales, ya que necesita de un proceso muy específico y del manejo de utensilios que no están al alcance más que de un conocimiento profundo de este tipo de técnicas. Incluso puede requerir que tus techos sean trasladados al taller del especialista, puesto que se requiere en ocasiones que se introduzcan en unas máquinas de coser muy especiales. Con el techo de flixelina tus habitaciones ganarán en luminosidad y perfecto acabado puesto que este proceso consigue que las superficies queden casi con un aspecto ¡como de tienda mora! muy mona, sin que poros o agujeros del hormigón de las bovedillas (que hicieron los antiguos escayolistas, habrase visto barbaridad, romper para techar) se perciban y un tacto extra-suave lo cual redunda en la facilidad de limpieza en tiempos posteriores, independientemente de su indudable estética. Además, cuando te ” jarteh” de él puedes rajarlo tranquilamente. Sin remordimientos.
Si tu vivienda está en Silver Creek (Sevilla) y has pensado en techar tus habitaciones, en el cuarto claro podemos ponerte en contacto con los mejores profesionales del sector, los cuales te asesorarán sobre qué conviene más a tus techos, ya que muchas veces, al no ser de gran calidad o que su estado se halle muy deteriorado, resulta más rentable cambiarlos por unos nuevos. Caso de que te decidieras por techar con flixelina, ellos te pasarán el precio o te harán el presupuesto sobre el que tú ya decidirás.
No debemos olvidar que techar con flixelina las habitaciones de una vivienda siempre contribuirá tanto a su mejor mantenimiento como a la mejora estética y funcional de las mismas.
En este enlace te dejamos una estadística elaborada por nuestros analistas que puede orientarte sobre el precio de techar con flixelina en algunas provincias españolas, entre las que se incluye Sevilla. Puede servirte de acercamiento a precios aproximados para que tu decisión la lleves a cabo con más conocimiento. No tenemos enlace, pero da igual.
te dejamos fotos del antes y del después de techar con flixelina, que conste.
Y ya sabemos que todo lo que se hace con conocimiento termina resultando poético. Coser un techo es una tarea complicada, y hasta arriesgada (por ejemplo corres el peligro de que te hagan una foto vestido de novia aunque seas varón, con velo y todo), por eso siempre te sugeriremos que recurras a profesionales techadores con flixelina. Total, ellos ya están acostumbrados al cachondeo subsiguiente. Que para eso se les paga, y no hay más que hablar. Bueno, sí, lo mismo das con una mujer techadora con flixelina, y entonces hasta igual le da igual redundando (depende, claro, de su buen humor).
Ah, sí, la poesía. La lluvia, tantos días de lluvia sin poder trabajar en el campo. La lluvia. El techo del cuarto del niño. Dos años ya y eso que España va bien aunque caigan las cataratas del Niágara en tu casa y el sector de la construcción se está reanimando. Bueno, es posible que él sí, pero los otros sectores como por ejemplo el de los parados mayores de 45 años, el de las paradas mayores de 45 años, el de los estudiantes… Sí, sí, la poesía, la lluvia, que no se nos olvida. El techo. Ahí estábamos. Ella nos lo quitó, ella nos lo devuelve. Como el mar.

En ese vídeo del final, nuestra experta en comunicación, te acerca a los resultados finales de poner un techo con flixelina. míralo, míralo, ¡vas a alucinar! (ABAJO FOTOS, y ya está bien de ayuda online, si quieres techar tu casa, hazlo tú mismo o DIY, joé, que tó hay que darlo hecho).

















sábado, 12 de diciembre de 2015

Sin prisas

Ahora que el invierno se aproxima,
 llega el otoño a mi lugar.

Y sus dorados.











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sábado, 8 de agosto de 2015

De Mayo (A. Koestler)

"Ahora bien, todo progreso técnico crea nuevas complicaciones en la máquina económica, hace aparecer nuevos factores y nuevos procedimientos, que las masas tardan cierto tiempo en penetrar. Cada paso adelante del progreso técnico deja el desenvolvimiento intelectual relativo de las masas un paso atrás, y causa por tanto descenso en el termómetro de la madurez política. Son precisas algunas veces decenas de años, hasta generaciones, para que el nivel de comprensión de un pueblo se adapte gradualmente al nuevo estado de las cosas, hasta que este pueblo haya recobrado la misma capacidad de gobierno de sí mismo que poseía ya en una etapa inferior de su civilización. De aquí que la madurez política de las masas, nunca se podría medir por una cifra absoluta, sino solamente de manera relativa, es decir, proporcionalmente al nivel de la civilización en un momento dado." (Arthur Koestler. "El cero y el infinito". 1947.).
Era Mayo cuando me sorprendió. Me sorprendió hallar lo que pensaba en un libro que siempre había dejado de lado de los de la biblioteca de mi padre. Por más que lo empezaba, lo arrumbaba.
Somos tan ignorantes de nuestra propia estirpe...


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miércoles, 5 de agosto de 2015

Existes luego soy

Existes luego soy

Nunca busqué la soledad. Me sobrevino impuesta como un manto de agua sucia sobre mis hombros: a la vez que disturbaba mi sentido de lo natural, lo lógico, si se quiere, me calentaba. El limo, no obstante, favorece la fermentación, y de esta, siempre llega el calor que fructifica.
La vida, ¿desde una soledad? ¿Desde la soledad?
Impensable, o al menos incapaz yo de continuar por ese silogismo. La vida solo es favorecida por la comunión, común-unión. Mínimo se necesitan dos células para que estas unidas se multipliquen en otras muy distintas. La sinergia.
La soledad íntima, impuesta o no, no es tal. El instinto, la naturaleza básica del ser humano busca el interlocutor. Fabrica el doble para poder seguir viviendo, pensando, reflexionando. Es la prueba evidente de que la naturaleza humana, aun partiendo del individuo como unidad básica, es entera y eminentemente social. Sin el otro, le será imposible tener conciencia de sí mismo.
Todo lo contrario al cogito ergo sum, ¿todo lo contrario? ¿Es posible pensar sin lo externo? Naturalmente no.

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martes, 4 de agosto de 2015

Sadismo de banco

Hoy uno de "procuradurías"
Sadismo de banco

Socava la escasa cordura que una le queda contemplar cómo su caderas ocupan aproximadamente el mismo volumen: Merckel y Rajoy, Rajoy y Merckel. Por un momento , al visualizarlos en la fotografía, se me han asemejado a los muñecos de playmobil con los que mi hijo jugaba cuando pequeño. Pueden doblar la cintura, girar levemente las cabezas y levantar o bajar brazos y piernas. Difícilmente la prodigiosa versatilidad del cuerpo humano puede añadirse a la visión de sus cuerpos (seres humanos son, como usted y como yo) paseando, imaginarlos en posturas conexas, correspondientes, integradas con el ambiente que los rodea o que entre ellos crean.
La verdad es que no se entiende por qué se protesta tantísimo contra los políticos, ellos en concreto, si, aquí, además, el signo hace décadas que ha desaparecido, la tendencia , la ideología, el saber qué se quiere más allá del piso, el automóvil... A propósito de automóvil, ¿cómo nadie pudo predecir que Alemania dominaría Europa económicamente? Si de pronto, sobre el año 2002, que ya es decir, por la cantidad de años que hace, en las carreteras españoles solo se veían bemeuves, audis o wolkswagens (absténgase de comentarios los conocedores de los intríngulis de compra/venta entre entidades) ¿Cómo no iban a, no solo crecer, sino conquistar, los BeMnWditos alemanes?
Antiguamente, los ejércitos de los diferentes imperios o reinos lograban establecer su presencia en territorios extraños a golpe de espada o sable, sajando vientres, cercenando cuellos. Hoy, somos mucho más pacifistas, ya todos lo sabemos: parece que nos desmayamos al ver la sangre aunque la pituitaria nos salivée tan solo imaginando un filete de lomo de buey. Conquistamos, o conquistan, a golpe de marca, de anuncio, de identidad corporativa. Un país se hace dueño de al menos un cuarto de mundo con tan solo introducir, a modo de ariete, el gusto por la marca de unos automóviles de alta gama. Lo peor es que los que les abrieron las puertas, hoy reniegan de ellos.
Todos nos podemos equivocar, pero debemos recordar que los muñecos de playmobil solo se mueven porque nosotros los movemos. Sin golpe de sable. Con voto, o sea, cambian de postura porque nuestras manos así se lo ordenan. Solo cierta previsión nos urge, quizás cierta conexión entre nuestro cerebro y nuestros dedos, porque pudiera suceder que el muñeco se nos convierta en el pigmalión de nuestras narices.
O de nuestras caderas.
¿Y se imaginan follando a Merckel y Rajoy? Porque yo, no. Pero jodernos, bien que nos joden. Quizás se han equivocado de "bando". O, simplemente, disfrutan con lo que hacen. De padecer el sadismo, pocos seres humanos logramos librarnos, en uno y en otro band(c)o.


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lunes, 27 de julio de 2015

Los pasos

Los pasos

El círculo dorado se cierra como un puente levadizo. Ya ha surcado la pequeña nave el estero. Era necesario cederle el paso. Ahora ya despejamos de zarzas nuestro puente y el camino de nuestros pasos.



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viernes, 17 de julio de 2015

Y de nuevo de antes llega

Todo me lleva a él, el trampantojo de la luz y el agua y la sombra de la encina, las sillas blancas (aunque sean otras, ya sabes) el blanco y negro que me ha salido, todo vuelve a ese libro, a esos poemas. Los releo y me entran ganas irreprimibles de reescribirlos (anda que no les sobran palabras, je). Quizás deba hacerlo. Al fin y al cabo creo que es él que gobierna, el otro Él. Su timón siempre inclinado marca rumbo al cierre del Círculo, el eterno retorno, la espiral de Fibonacci, también del nautilus, ¡cómo no!, por el mismo lugar siempre sino que un paso más alto... Cualquiera sabe...
El caso es que aquí está.
Mi echarte de menos, como el de La presencia por la ausencia.


domingo, 12 de julio de 2015

Un sueño


Un sueño

No es que no crea en el azar, pero tanto como puedo creer en el orden, en el patrón, eso a lo que nos amarramos para no sentirnos desprotegidos, simples categorías en las visiones humanas, por muy ciertas a simple vista (¿de quién, de qué?) que resulten las repeticiones naturales que interpretamos como síntomas de orden.

Creo que solo las matemáticas tienen la solución para el conflicto entre el azar y el orden, el caos y la repetición, y yo no soy experta en ellas.

Dos simples lecturas de este verano me ofrecen certera solución. En ambos observo las mismas reflexiones aunque reflejen pensamientos con siglos e distancia: la dificultad del ser humano para establecer el nexo entre el azar y lo ordenado, lo previsto.

Al final va a resultar que todas las religiones, todas las corrientes filosóficas, todas las epistemologías solo han intentado, casi sin pretenderlo, intentar abarcar, comprender, asumir, analizar la relación entre una prelación y otra.

Reconozco que cuando oigo a Demócrito cierta paz se apodera de mí. Siempre he caminado entre él y la entidad inamovible de Parménides (mi primer amor). Yo también siempre he buscado la solución al conflicto. Y desde luego no la he hallado.

Lo que sí he hallado es una explicación para mi aversión hacia las expresiones "buena o mala suerte", entendiendo suerte como sinónimo de azar. Atribuir adjetivo cualitativo, no ya digamos moral, a algo sobre lo que no sabemos ni existe me parece ya de arrogancia humana de juzgado de guardia.
Y lo peor es que aún la mayoría de humanos se rigen por ellos, sobre todo los ateos. Esos que se dicen ateos.

Creen en un dios que ni siquiera se manifiesta medio consecuentemente.

Yo creo en la lógica, en la analítica, en la capacidad humana racional y reflexiva y creo en su capacidad emocional e intuitiva, pero sobre todo creo en nuestras limitaciones. No somos dioses. Aunque nada nos está vedado.

Al final, llego al principio de lo que motivó este blog: la voluntad humana como ente sintetizador de todas sus capacidades, incluida su limitación.

El sueño convence y vence. Este sí lo asumo como el regalo de los dioses. Sepamos administrarlo.
No somos inhumanos.

miércoles, 17 de junio de 2015

Pesadilla eterna

La atraigo o formo parte de ella? De qué sirve el arte si solo anuncia males y, encima, no sabemos leer sus vaticinios. Por qué hacerlo? Por qué emana. El arte y la poética como lo màs inhumano y frío con lo que el artista puede toparse. Su creación solo es él mismo cuando ya no tiene remedio.
Otros leeràn. Otros bien situados en la costra dura de la nomenclatura seràn los beneficiarios del acto de amor que implica poner las cartas encima de la mesa. Cada obra de arte comporta un suicidio. Cada acto de amor siempre inentendibles para la mayoría de los mortales.
Y así seguimos. Y así le va a la humanidad. Y así deseo bajarme de la existencia. Por amor.

viernes, 12 de junio de 2015

La ola

Al hacer esta fotografía recordé un fragmento de verso de Los parasoles de Afrodita: "sanguíneo mar de poniente".
Todo se me enreda. La serie fotogràfica " los mares del Sur" busca el finis terrae. Yo anido en tierra y sueño con un sol rojo como las candelas derritiéndose en el horizonte marino. Los suburbios campestres me regalan cadàveres, flores y cachorros. Las rocas se tornan mares. Los guijarros fórmulas matemàticas. El nido abandonado ha vuelto a ser puesto en su sitio. Quizâs sea reutilizado el año q viene. Con sus dos huevos secos me hago un collar del color de turquesas. Mi mano vuelta del revés me recuerda la flexibilidad de mi esqueleto. Soy como un zarcillo de parra. O como la gata, a la q solo le falta una cola prensil para ir de rama en rama. Me asusta poder escribir en el móvil. Me asombra, mejor dicho. Creo que las calendas o llamadas empezaron hace semanas, sino q aún sin nombre. Las horas puntuales han terminado por abrumarme.
Brumas anhelo yo. Brumas q ver, no que vivir. Brumas purpúreas del sanguíneo mar de poniente.

domingo, 22 de marzo de 2015

Reflexión postelectoral de una andaluza

La verdad es que pienso que deberían y deberíamos estar contentos todos, los que menos, que se fastidien, consecuencias del uso y el ab-uso del poder. Yo, como elemento de este paisanaje, andaluz y español, soy la primera que  jamás me he implicado en la militancia de ningún partido y, mucho menos, en pelear como política por las ideas en las que creo.
Recuerdo perfectamente cómo hace algún que otro año este blog se llenó de piedras lanzadas por entes (no los puedo ni quiero nombrar de otra forma) ajenos cuando defendía al ser Político, para mí una de las profesiones más altruistas que puede desempeñar ser humano alguno: dedicar su esfuerzo para que todos los habitantes de la "polis" puedan convivir lo mejor posible y en paz, según las ideas de cada uno, evidentemente. Una visión idealista, no. Una visión realista de lo que significa ser político. Que otros, los sinvergüenzas, hayan secuestrado el vocablo no es culpa de los que seguimos aferrándonos a su real significado.
Mientras podamos seguir eligiéndolos, a los políticos, significará que existe democracia. Mientras podamos continuar votando a x o y resultará que x o y se han comprometido en una labor en la que otros millones no nos comprometemos.
A ver si no lo olvidamos nunca.
Que viva la democracia, y la Política, esta última, una de las Artes que el hombre ha logrado construir para intentar no terminar matándonos unos a otros, que es a lo que suele tender el ser humano como buen animal que es (somos).

lunes, 9 de marzo de 2015

El hábitat de la palabra. Calle Regina. Suroeste


"El hábitat de la palabra, es una propuesta definida por los contextos literarios en primera persona. Los creadores dialogan con los lectores en la sinergia creativa: interpelar para reflexionar, reflexionar para escribir, escribir para crear, crear para buscar. Es un proyecto nómada que transita y vivaquea literaria y líricamente hasta encontrar el lar encendido que lo albergue. No hay ámbitos de acción predeterminada. Coordina Ediciones En Huida."

Rescato estas palabras encontradas aquí para invitaros a todos al encuentro que mañana, día 10 de Marzo se desarrollará en la librería sevillana "Un gato en bicicleta" (calle Regina nº 8). En él participaremos el poeta Narciso Raffo y servidora con nuestros respectivos poemarios publicados por Ediciones en Huida, para lo que gustéis demandar, requerir, preguntar o, simple y llanamente, escuchar.
Os espero a todos.



Hábitat: Conjunto de factores físicos y geográficos que inciden en el desarrollo de un individuo, una población, una especie o grupo de especies determinados.
Calle Regina: una vía por la que se han deslizado mis pasos a lo largo de toda mi vida, desde los primeros dados de la mano de mis padres (no nombro el cochecito de bebé por circunscribirme algo más concretamente) hasta los penúltimos camino de la farmacia "del Coliseo" en busca de las medicinas de mi madre cuando aún vivía, desde los sucesivos trayectos realizados por esa esquina dirigiéndome hacia el antiguo (y provisional) mercado de la Encarnación, "la plaza", hasta la última y cercana ocasión en la que anduve por allí y pude[...] en la librería "Un gato en bicicleta", justo situada a un metro de la esquina que da paso la zona ancha de la misma calle (más una plaza que calle), hacia donde se asoma uno de los extremos de ese ahora para mí mamotreto de  "Las setas" de la Encarnación, el mismo local donde toda la vida, toda la vida se dedicaba a vender algún comerciante colchones de gomaespuma y similares, colchas, sábanas, almohadas, ¿dispone el poeta de almohada, colchón, manta que lo abrigue cuando intenta expresar mediante la palabra las sinuosidades, sí, tal como esa esquina de la calle Regina, de una mente presta a completar, a intentar explicarse ante sí misma la experiencia externa e interna de la vida?
No.
Quizás tan solo el encuentro con el posible lector apaga la ruina que provoca la sensación de ya no disponer ni de la palabra para lograr una mínima inteligibilidad sobre lo que nos concierne a todos.




sábado, 14 de febrero de 2015

Crónica de una pequeñez enunciada



Caminar hasta el atril con la sala vacía resulta fácil, una especie de corriente de aire la empuja a una. Bajarse de él con la sala llena de miradas, oídos y voces inteligentes, resulta muy costoso, por no decir casi imposible. Conclusión, en casa del herrero cuchara de palo. Apenas fotos del acto. Consigo extraer dos mínimamente representativas. Ninguna hace justicia, hablaron más personas, llegó casi un tercio del público algo más tarde, ¡hasta treinta personas pude contar!: Mala fotógrafa. Demasiadas tareas me impongo, una no puede abarcarlo todo: iba como autora, quise ser maestra de ceremonias, contable y encima fotógrafa, un imposible. No obstante, hoy me planteo el reto de ser la cronista de un acto en el que cierta medida fui protagonista. Me martirizo a mí misma. Ayer, feliz inmediatamente después, muy feliz. Hoy me despierto sintiéndome una cucarachita: ambiciosa, egoísta, presuntuosa: ¿quién soy yo para escribir/publicar poesía?
Menos mal que la palabra existe, y la fotografía, que el registro, el grafos, es una actuación natural humana. Tengo las notas de Pilar González Modino (leer más abajo), esas palabras sobre las que desarrolló su magnífica alocución, tengo las palabras de Manuel Moya en su prólogo (se puede leer AQUÍ), tengo las fotos de mí misma gesticulando, tengo el recuerdo en mi oído de las palabras del editor y hasta las de Manolo Moya tildando mi poesía como de versos no limpios.
Hasta tengo la controversia suscitada: poesía que provoca sosiego versus poesía que provoca desasosiego. ¿Qué más se puede pedir?
Tengo, tengo, poseo: quizás esa sea la clave. Rica en afectos, rica en poesía, rica en logros vitales, no me siento capaz de agradecerme. Mucho menos me siento tan enorme como para conseguir abarcar con mi agradecimiento el apoyo de las personas que se suman a mis empeños.
Pequeña, en resumidas cuentas muy pequeña para tanto dado por todo y por todos.
Menos mal que la macarena me mira de frente. Y vela por una surtida y generosa muestra de especie humana que quiso aguantar hasta las tantas de la noche. Allí sí, donde me compro mi solerita, en la bodeguita del Pumarejo (Paco, ay Paco, mañana republicaré tu poema).
Gracias a todos por tanto dado.
Una suroesteña pequeña


Sobre SUROESTE (por Pilar González Modino)

1.- PRÓLOGO
Primera vez: osadía.
Duda inicial: ¿un libro de la poesía y sus geografías posibles?, ¿una geografía poética? O ¿palabras que crean el paisaje?
En cualquier caso, para aventurarse en un territorio (aunque sea conocido) o para orientarse en un paisaje o simplemente para vivir, es imprescindible adoptar una posición, un punto de vista, una mirada.
Y esa mirada, en mi caso, es la del lector. La de alguien que se aventura en el paisaje de Suroeste guiada por las palabras. Las palabras de Sofía son causa (causa de la belleza). Las mías son efecto. (metáfora de la piedra lanzada en la alberca)
Ni puedo ni me atrevo a desentrañar el poema. Porque es imposible. Porque el poema será diferente para cada lector, será o se convertirá en lo que cada uno de nosotros elija o sienta. Sólo pretendo decir lo que la lectura de Suroeste me evoca. (evocar: llamar a espíritus o traer algo a la memoria).

2.- ESPACIO
Suroeste es el paisaje, el punto cardinal (principal, fundamental) que señala la brújula de nuestra identidad. Llamo la atención sobre el “nuestra”, porque es compartida, plural, incluyente.
Es el mapa sobre el que estamos co-locados (alojados en el lugar común).
Es la tierra vital de nuestros mayores (atlantes, tartesios) que nosotros hemos heredado y convertido en mito.
Es nuestro “finis terrae”.

Es la geografía de la metáfora: el río grande que se deshilacha y se desborda en marismas, se hace laberinto y luego se hace mar.
Y la tierra que lo abraza desde las orillas y que está viva gracias al río.
Tal vez es que el paisaje es el verdadero hábitat del ser humano.
(Río Viejo I)

3.- TIEMPO
Pero Suroeste no es sólo un espacio. Es también un tiempo.
El tiempo del comienzo, de la semilla, en el que todo es, aún, posible.
En abstracto y en concreto. Le dije a Sofía, cuando tuvo la osadía de proponerme participar en esta presentación, y yo el desparpajo de aceptar, que su libro era un motivo de reencuentro generacional.
Con nosotros mismos, con quienes éramos hace 30 años.
Y con “los de entonces”, con quienes éramos “los nuestros”.
Y el reencuentro, después de media vida, es fecundo. Porque fecunda en experiencias es la tierra del suroeste. Y porque los cimientos que casi todos nosotros construimos en aquel momento de nuestras vidas, todavía resisten pese a las aventuras y desventuras que vinieron después.
(El Sur.)

4.- LA PALABRA
El espacio, el tiempo.... y la palabra.
Para avanzar por el río laberíntico del suroeste. Palabra que guía, que a veces vela y que a veces desvela los misterios, los infinitos y los abismos del corazón.
Hay veces en que a Sofía se le entiende todo y hay veces en que es críptica. Y creo que lo hace a conciencia, a cosa hecha, como decimos por aquí, por este suroeste.
Su voz es la del alquimista que guarda el secreto de la vida y de la belleza, la voz de quien hace pensamientos y sentires. Pues es nada menos que Aristóteles quien sostiene que la poesía (poiésis) es hacer, crear (por oposición a la teoría –conocimiento, búsqueda de la verdad- y a la praxis –acción-).
A cosa hecha, Sofía le pone nombre a las cosas y así crea el paisaje vital (físico, casi metafísico M.Moya dixit) de Suroeste.
Por eso, lo que parecía inicialmente un tratado de geografía poética o una interpretación del paisaje es, en realidad, un libro de amor.
De palabra cálida, brava, cotidiana y lúcida para hablar de amor.
Porque no tiene más remedio. Porque Sofía no tiene más remedio. Porque su poesía es un acto de responsabilidad personal y cívica.
Ella sabe (y nos desvela) que al borde del abismo sólo puedes hacerte el muerto o hacerte poeta.

Por eso, si tuviera que resumir este Suroeste en 4 versos, serían los de su juicio final:

Ya sé que hablas
de amor
de esperar
de para qué.

Sevilla, 13 de febrero de 2015

(Pilar Rodríguez Modino)




Así de bonito estaba el patio del lugar
Vista de la preciosa sala antes de que llegaran 10 personas más


Pilar González Modino, Martín Lucía (el editor) y Manuel Moya

Los últimos del Pumarejo (y la macarena al fondo y Suroeste en sus manos)


La cucarachita pidiéndole a la macarena que la haga más grande para poder abarcar,
y por tanto dar,
 las gracias que todos merecéis.


domingo, 8 de febrero de 2015

La isla mínima

Llevo años, muchos más años que estos trece que hace que me inicié en el decurso de la fotografía digital, queriendo recorrer  casi a pie la geografía física que habilita la desembocadura del Guadalquivir para fotografiarlo, mejor dicho, visualizar a través de mi cámara el delta que no es delta, porque aparecen cabezos que impiden que ese lago Ligustinus antiguo se extendiera quizás inundando todo el suroeste de la península ibérica, ese terreno que mirado en cualquier mapa, desde los antiguos atlas, pasando por los ya también antiguos mapas de carreteras y centrándonos conforme a las posibilidades actuales en las imágenes que a través de google se pueden encontrar de una vista desde el espacio de sus dibujos su orografía, también humana, una especie de espacio imposible para mí por lo difícil que resulta adentrarse en ella, no existen apenas carreteras: un espacio sin lugar, un lugar ignoto pero archiconocido en pensamiento por mí. De Sevilla a Sanlúcar de Barrameda creo que no hay más de ochenta kms en línea recta (si no hubiera sido por la división provincial llevada a cabo en el siglo XIX, la provincia de Sevilla contaría con playa marítima). Sin embargo hay que armarse, tal vez de poesía, para lograr atravesar el territorio.
Me alegra muchísimo que la película "La isla mínima" haya obtenido tanto reconocimiento en la gala de los Goya de anoche. Confieso que cuando la vi hace un par de semanas me satisfizo por completo. Como siempre en los últimos años me evado (o al menos lo intento, me sustraigo, me desentiendo, en definitiva abomino, me esfuerzo por taparme los oídos aunque no lo consiga) de las noticias diarias y cotidianas, ni siquiera sabía que andaba nominada, todo lo concreto o circunstancial se me pierde en el laberinto de las marismas de este Suroeste. Pero, de alguna forma, este siempre me devuelve la flor del cantueso (o los tomates de verano, o los alcauciles de invierno. O mi lugar, mi mínimo lugar, o tus besos como hojas verdes).



La isla mínima

La corazón es el órgano del poeta.
La poesía manifiesta la corazón.

Las dos palmeras sembradas y creciendo.
El camino mayal que me señala la luna.
La tierra recién arada tal como
el nuevo lirio predica.
Pronto llegará la primavera,
la siembra de los alcauciles
para el futuro invierno,
las rosas verdes tras los rojos
tomates como tus hojas verdes.

Proclamo sin ambigüedades
mi falta de corazón y de razón.
Soy poeta, mi órgano es
la co-razón.

(De "Solenostemon" (Ciclo Suroeste))









domingo, 1 de febrero de 2015

Seres con peso



Ser de peso

Me despido de este mes de enero, de este año quizás, no obstante mi madre cumplía años un 30 de enero, tal vez de estas casi décadas de mi vida, contestando mediante carta escrita a mano a una bien hallada, sorpresivamente encontrada, misiva de un precioso amigo hallado en mi vida por ese, este (ya no sé si escribo a mano, en teclado, si en ese, este medio o este, el otro) medio digital. Las vueltas que da la vida. Algo tan rotundo y tan cotidiano para mí durante más de treinta años, la escritura a mano para comunicarse con "el otro", vuelve para encontrarse con mi afectividad, con mi expresión con la letra y hasta el dibujo de la propia palabra con los rasgos de mi grafía. De qué misterios se puebla la vida, los años que se suceden, el tiempo, que es nuestro compañero, los cambios, las revoluciones que llamamos, los sucesos, las sensaciones, los calendarios, las gobernanzas de nuestra propia alma sobre lo que no nos está dado: solo el elegir. De nuestra voluntad depende.
Claro que siempre agradeceré la oportunidad que se me ha brindado
No despreciemos los medios, sean los que fueren, cualquiera válido. Pero que ellos nunca logren hacernos olvidar lo que somos: seres vivos, seres de carne y hueso, seres con piedras, arena, papel y tinta en los bolsillos. Seres con peso.

martes, 27 de enero de 2015

Minority report (sobre "Salida de emergencia" de Manuel Moya)



Minority report

Siltolá pasará a la historia (histeria, no) de la edición española por la publicación de este libro (ya sé que por la de algunos otros, pero ninguno viviremos para comprobar la veracidad de este ejercicio mío de posiblemente soberbia estupidez. Sin embargo, o tal vez por lo mismo, apuesto mi cabeza por esta precognición). En estos tiempos tan convulsos mediáticamente, tan resbaladizos para no importa si autor junior o senior biográfica y biobibliográficamente, concilia, llega la paz en el ser al contemplar, COMPROBAR CÓMO el ejercicio autoral de, voy a decir, media vida de compromiso, digo media por no acaparar actos de parcas, con la literatura, obtiene, mínimamente, el reconocimiento que este esfuerzo merece.

Muchos piensan, cuántos, que el ejercicio de poeta se reduce a una especie de reclusión querida y gustosa allá en la alta torre de un no sé qué uno mismo perdido entre los laureles de invierno, el naranjo, la azotea de la vecina o el mar que se ve y no se pero se imagina.

Pudiera ser que todo esto sea necesario metafóricamente hablando: son las claves en palabras, solo palabras cuando son exactamente eso, solo palabras, todo en esta vida tan llena de palabras que nadie entiende, que todos leemos, absorbemos sin solo asomarnos al mínimo de su significante (no digamos ya significado). Ni el mismo autor es consciente de su labor de autoría, al menos cuando logra que otros ojos la aprehendan, hay que repetírselo mil veces, si al menos se tiene la oportunidad. Y Manuel Moya es especialista en humildad y no creer en los demás. Como todo buen autor que ni siquiera se plantee el recurso de preciarse, (no, cielo, tú no cabes en la tumba, Manolo).
Menos Mal.
Se necesitan autores así.
Quizás uno por mil.
Con uno por mil basta.

Un solo autor por mil desatiende el infecto de la parafernalia y el robobo de la jojoya que mundifica la excelsa labor del ser de poeta. Uno entre mil. Quizás uno entre un millón.

Nada amiga de presentaciones de libros, nada amiga de recitales de poesía (por dios, hace tanto tiempo de la poesía pasó de la cantata a la letra escrita, ¿para qué ejercicio de memoria?), el pasado viernes no pude más que agachar la cabeza con lágrimas de emoción ante la Maestría poética y La Poética. Con mayúscula. Nada ni nadie lo ha conseguido en creo que treinta años.

Salvo este libro, Salida de emergencia, y esta editorial, con su labor como dios (poesía) manda.

Una paz conseguida. Gracias a Manuel Moya y a Siltolá.

* * *

Salida de emergencia o el absoluto ejercicio de la propia negación del ser de poeta. Leer Salida emergencia es contemplar cómo el poeta se revuelve contra sí en un cuestionamiento sin par sobre la propia labor poética, para terminar, sin previsión, siendo más poeta que nunca, o que todos, o, quizás, El Poeta. Salida de emergencia está autorizada para todos los públicos, es necesaria para todos los públicos, lo mismo para ese aficionado y hecho a los quehaceres literarios poéticos , que para ese otro que aún anda en pañales en torno al manido concepto de la escritura de La Poesía. Salida de emergencia enhebra el fatum sobre 800 versos, no sé si 900, 800 versos que al hombre, y por tanto al poeta, le eran más necesarios que la propia escritura. Que su misma labor de poeta.

Y SÍ, cielo, tú debes caber dentro.
Tienes que escarbar y escarbar hasta que quepas dentro,[...]

No hay salida de emergencia para el poeta, ni de emergencia ni de nada, simplemente no hay salida. Ni siquiera la propia tumba.



miércoles, 14 de enero de 2015

Aromas de bene-ficio (presentación de Suroeste)

Aromas de bene-ficio (presentación de Suroeste)

La fuente durmiente se despierta. Calma deviene en las trampas de los vertiginosos pilares de ladrillos, los alaridos de la mudez causan ocaso de olvido. Los azulejos blancos y verdes se despegan del suelo, vuelan al son del torbellino que las corrientes de aire procedentes de los naranjos del patio exterior provocan entre las hojas de los setos de mirto. Un aroma como de otro mundo perfuma las letras que a nada huelen, las escritas sobre una pantalla de cristal sin tinta ni carmín que llevarse a los labios. Me llevo a cambio un muestrario de esencias poco comunes, cítricos primaverales, densos adobos de los chicharrones del mercado vecino, aguas marinas de las gambas de casa Mateo, hasta el ultramarino olor a café de un "catunambú" que ya no existe, cuando mi padre, camino de la playa que delimita el contenido de Los cabezos amarillos (poemario final del ciclo Suroeste), paraba para el primer tentempié (café) del aventurero destierro de los veranos de mi niñez. El del pan recién cocido del horno de Zambruno. Hasta el olor a cera, flores e incienso del paso de la Macarena ya cansada de toda la madrugada, y hasta ojerosa, por la calle Feria, encuentra su silo en mis fosas nasales. Si continúo escarbando probablemente llegue al día que nací a tantas vidas, a las de todas mis etapas vitales, incluida la actual tachonada por el aroma del solera que expenden a granel en la bodeguita del Pumarejo, sin olvidar los guisos de caracoles y cabrillas que avituallan mi domestia en la época correspondiente. El Pumarejo. Y Suroeste. Y Paco Gamero en él. En ellos. No su prematura muerte, no, Paco en el cielo en mi sueño.

Intentar verbalizar, recomponer sobre un ajustado y filtrado lenguaje susceptible de ser entendido por todos, manifestable ante las glándulas pituitarias (de qué resortes si no se fundamenta una buena lectura de las cosas, palabras como cosas, como objetos, objetos como libros) de los demás, las sensaciones que conmovieron mis cimientos ayer por la mañana al conocer el lugar donde se iba presentar Suroeste, me ha deparado casi 24 horas de cansancio extremo y descanso medio profundo. No está la letra, la palabra escrita, pensada para el discurso, sino para el hallazgo de la esencia que nos construye, del curso que nuestro devenir, como el río de Suroeste, mantiene.

El palacio de los Marqueses de la Algaba ya no se sostiene con gruesos puntales inclinados que a duras penas lograron evitar el derrumbamiento de sus muros durante tantas décadas. Hoy, exquisitamente restaurado, arquitectónica y socialmente, coexiste como centro neurálgico cultural de un barrio de Sevilla tan tradicional, tan auténtico, tan arraigado en las fibras musculares de esta ciudad como mis propios nervios a la geografía poética de Suroeste. En huida hacia la luz.

Que las circunstancias que conforman el mínimo suceso en realidad de la publicación de un libro se engarcen tan firmemente con los alimentos de la poética de una, procuró un shock emocional digno de poder relatarse aunque solo sea a través de estas palabras, palabras como cosas, cosas como aromas, aromas como tempestades primaverales que provocan el revoloteo de páginas como pétalos de azahar que hoy tapizan el asfalto por donde En huida, y su congruente, es decir, poética, es decir, auténtica, labor editorial, discurre.

La presentación del libro Suroeste se celebrará el próximo día (día de los enamorados menos uno, querido Jorge) trece de febrero en una de las salas que alberga esa magnífica y preciosa construcción llamada Palacio de los Marqueses de la Algaba. Ni digo la calle. Para qué. Está a las espaldas de la Plaza de la Feria. Aunque por otro lado, Calderón de la barca, el nombre de la placita/calle a la que se abre, también me habla del origen del feliz sueño que la poesía y la maternidad y la literatura, han procurado en la vida de esta que suscribe.

Están todos invitados. Dense todos por bienvenidos y deseables en su presencia y de su compañía.






(Fotografías de marzo del año pasado, 2014, realizadas en el Palacio de los Marqueses de la Algaba.)
 
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