La puñalada
Compraré alhajas cuando paseo
por el mercadillo de agosto los días sin sombras
salvo en la acera ambulante que me proponían
tu voz, tu boca, tu oído,
y yo anhelándote, mudo brocal,
y la tapia cubierta de hojas de parra virgen
sorteando a la madreselva,
minándose de mí y yo huyéndote
sin que llegaras o vinieras a verme.
Me escabullí tras tus andrajos,
miraste en otro sentido
con tus dedos, y hacia allí vagó
tu cuerpo tras ellos que se alargaron
hacia el cuchillo diestro de noreste,
ése de donde llega la helada,
ése rasante vuelo de hielo
sobre las onduladas tiernas carnes
de mi apuesta: rosa en uno u otro ombligo.
Aunque todo me diga que debo ser más cobarde.
Sofía Serra, 2011
Que viva la valentía!!! Soy de los que prefiere apostar. ;)
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.
Leo
Aunque todo te diga que debes ser más cobarde sube la apuesta que juega tu corazón.
ResponderEliminarQué hermosa tu puñalada!!
Un beso de sala de espera.
eloy
:) Un enorme beso para cada uno, ;)
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