en qué animal te has visto devenido,
en qué eficaz endogamia,
en qué sufrida cacería
te perdiste.
de sus ojos te redime la circunvalación interna.
La engendraste con menoscaba:
La palabra duerme, duerme.
Se le quedó la encina seca
y no le quedan pies.
Se le tiñó la ubre macho con sangre
y ya no advierte el grano tras la espiga.
Se le quemaron algunos vientres
de otros harenes y algún prostíbulo
y de pronto se ha visto solo
en medio del puente de hierro colado.
Así quedó,
como el poeta
desnudo al sol.
…Hay tantos poetas en este mundo…
tantos como encinas hoy ya muertas.
Sofía Serra, Febrero 2011
Quizás más...
ResponderEliminarMe gustó. Un saludo
Quizás.
ResponderEliminarEse final no me ha terminado de encajar, sobre todo en concepto, pero "no puedo evitar" usarlo, al menos en este poema, él (el concepto) ha ganado la batalla tras una semana de lucha encarnizada..:)...ya se verá...
Gracias por pasarte por aquí, Miguel, encantada