miércoles, 7 de enero de 2015

Alisos en enero

Alisos en enero

Súbitamente acompaña la ojeriza
del primer plomo abatido
desde la torre albarrana,
las gaviotas puntiagudas
retozan presentes regalos
de picotazos en la basura de las muelas
del molino de aceite. las verdes olivas
granjean por levantar el vuelo
de los mirlos que aletean a golpe
de tendido eléctrico y sostienen
con sus plumas las tijeras
con las que cortarás la nube
de la melancolía, la extraña fiera
muda, con lo que te gusta
el rugido de los nobles leones
del espacio interior de los troncos
viejos, nudosos y huecos.
beberás solitudes magníficas,
germinarán brotes de saliva
verde sobre las flores
que ya duermen buceando
amnióticamente en busca
de la primavera dormida.
Perséfone llorará por sí misma
sin tesitura de aire circundante
al malvavisco, triunfará
la pradera en lozano despertar
de aullido
de lobezno
feliz.

sábado, 3 de enero de 2015

Paseo por la antigua judería de Sevilla

Paseo por la antigua judería de Sevilla

De esa esquina y la pared
blanca o barro hay que hablar
aunque se llame piedra o desierto
ni para las hormigas, cómo
no ahuecarla entre mis brazos,
morder, mamar
de sus pezones de pintura, ladrillo,
cables, sombra, sol quemado
y yo tan suya de todas y todos,
el suelo, el cielo, la torre
el naranjo, la casa pintada de azul
y mi cansancio de piernas
extendidas sobre los adoquines.
De esto, el cuerpo con su amor
por mí, se nutren mis ojos velando
porque los quicios se unan,
las orillas de la calle con las orillas
de la torre, tantas fachadas,
ninguna falsa, cocinera de cada fuego
me hago hueco entre los geranios,
y de pronto, el rayo de sol de invierno
columbra mi propio gesto:
ah, qué roja la flor aun en enero.
tanta sombra y ningún judío,
tanta luz y ningún hebreo,
tanta sevilla y ningún sevillano,
ni yo misma, ¿o sí?, ¡¿o sí'?¡
¿sevillana soy? Madre del mundo
cuando la voz timbra extendida
llamándome: ser o no ser, ¡pero soy!

a pesar del sueño y la alegría
debo dormir, dormir
como lo hacen los cantores
ebrios de necesidad de ti
y tus ubérrimas ubres,
morir, tal vez soñar dejando
de existir. no cesar nunca
en esta cóncava habitación
que me ubica como si fuera un jazmín
trasplantado antes del tiempo tardío:
todos florecen en el perfume
de nuestras manos.

viernes, 2 de enero de 2015

Almendra japonesa

Almendra japonesa

Los restos y tanto frío
que me acosté a dormir
la penumbra del estómago,
lo que restaba y tanto frío
a dormir como si cielo
fuera el cenizo rojo y verde
de invierno que está triste,
muy triste con sus restos,
como las luces anglosajonas
bajo la niebla tan triste
como un suelo mojado
por la niebla,
algo sucio
nada puede
quedarse
asentado en él,
tan triste ese suelo
como la luz de las almendras
cuando se hielan y las hojas
de su árbol ya han caído,
ya han caído como las cortinas
del aire empujan mis brazos
como hojas caídas
hasta el suelo gris o verde
de la noche y el lamento frío
de la esperanza métrica
como ese fruto encerrado,
como esa cáscara dura
que no hay quien la rompa,
ni mis manos ni mis ojos, y quién,
qué si no debe romperla
sino yo, o yo dentro de ella.
Para qué, se pregunta el boreal
que la congela.

rumbo o derrota o victoria,
o intransigencia o victoria,
ser capaz, quizás solo
la nobleza del antiguo samurai
me delata. Con su espada
y su coraza.

jueves, 1 de enero de 2015

Asesinado por el cielo


A Manuel Moya, mi agradecimiento

Llegó como un heraldo del adiós y un heraldo del advenimiento. Dormir bajo su manto y despertar con su cálida luz. Así se nombran a los poetas, a los hombres buenos, a los grandes amigos, a los amigos como hermanos, a los amantes del más elevado lenguaje humano, a los escrutadores del sueño, a los andarines virginales por muchas barbas que posean. A los advertidores de lo verdadero.
A los tres nos unió sin que ninguno de los tres lo supiéramos, ni ahora, ni antes, así hemos quedado unidos, ya para siempre en el molde vivo de la palabra, palabras como tríos, tríos como estuarios como triángulos como este suroeste. Tríos por todos lados, T-ríos y desembocaduras, la corriente del Golfo que pasa por Nueva York, la cálida corriente que este suroeste no necesita, aunque, o quizás, porque este suroeste conforma la tierra también de un golfo, sin embargo llega hasta una calentando un frío día de Enero con su salina templanza. Despertar al nuevo año. Asimilar pasados. Pertrechar el presente a la lumbre de los afectos bajo el manto sagrado de la Poesía, esa que humildemente pienso es la que hace posible la justicia de las cosas.

Gracias por este prólogo, Manolo. Ya una vez me echaste una mano, una enormísima mano con Poeta en Nueva York allá cuando ambos éramos jóvenes. Tu siempre habilísimo análisis, tu exquisita sensibilidad ante la percepción de esos artificios que hacen posible la obra de arte, me reconcilió con la literatura en un momento en que las malas influencias estuvieron a punto de dar al traste con todo el amor por la poesía que había desarrollado desde casi niña. Ahora vuelves a hacerlo, echarme otra mano tuya, abriendo este poemario con tu capacidad, tu nombre y tu afecto por mí. Desde luego no podría haber comenzado el año más y mejor arropada. Gracias por estar conmigo.

(Ayer, poco antes de las doce campanadas, me llegó el prólogo que solicité a mi amigo Manolo Moya para "Suroeste".)
 
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