lunes, 3 de marzo de 2014

La novia cadáver

La novia cadáver

No, creo que no hubo
amniocentesis.

algunos hombres y mujeres
cocean, vocean aullidos
de sus trancas y pezuñas
grises.

Caminar, tanto caminé
sobre las ortigas
como terminan los pies
en dedos de costumbre
en la yerba
y sus flecos punzantes.
Consumisteis un porvenir
de solaz indiscreto,
oculto lo más bello
ahora como siempre
trabajan los dioses.

Y yo lloro,
lloro.

ese habitante cuadrado
habla verdes por tu nuca.

Si más deseo,
avarientos jamelgos
y otros cuadrúpedos
Himalayas
como techos andróginos
donde todo es posible
en el vaso boca abajo
y la salud requerida
por tu lengua escalando
el cuello de los olvidos, timbres
del arco trilobulado que abre
son, sentido y mecha
hasta la escafandra.

he pretendido adioses
cuando sólo he casado                con mis muertos,
estas manos y tu boca
qué son sino
tan sólo
una
sola.

Atasco

Atasco

sabes que un poema me vino
a la boca cuando te vi amaneciendo.
Las descerebradas señales de tráfico
hacían caso omiso de tu paso.
Los parachoques brillaban
por tu ausencia.
La mitad de la luna
dibujaba tus sabores.

Juré que no quisieron olvidar.

hay días, ya algunas
noches
en las que se desquicia la torre
de la iglesia, suelta su freno
y de capa caída cae.
Ciega la salida de la calle.

domingo, 2 de marzo de 2014

árbol solo

árbol solo

Hubo un lugar
sometido
a mis piernas (¿?)

tranquilamente dormito
en la espera del cuento inacabado.
solicitud y bienes acarician
mis hojas verdes, y yo, riendo,
entre los pájaros admiro mi floresta.
Tantas verdes hojas
y olor a madera,
tanta humedad
sobre el rocío con mi savia
como apacible compañera
de toda mi vida
suya ayudándome al sorteo
de los precipicios
de los juicios del leñador
y las tempestades abusivas
del mal previsto por la atmósfera,
las heladas y las hormigas
y los hábiles podadores,
y ni el amor me acuchilla
tatuando todos sus nombres
de verde puesto en vilo al filo
hasta el punto caído desde el nido
que cobijé cantando sobre el abismo
cuando el sol se me derramaba
en cada brazo, cada lentisco leñoso
o cada cruz y frío cuando
duermo silencios de desdén
o refresco de infantiles sinsabores y balanceos…
no hay penas, no hay penas
sólo de sola juventud
algo herida por el círculo
secante de la entrepierna enterrada.

Mas en este invierno
los rizomas ya adquieren
de nieve su secreto y mi savia
se concentra en los bajos
más bajos de mi canto.

se fueron hacia el otro lado
mientras yo concluyo
el Misterio sobre la tierra.

Bicordial

Bicordial (A H. C. )

Corazón, quedo y mudo
en tu silencio. Corazón,
aprieto con tus manos
este gemido. Corazón,
no te hago caso omiso:
al alba te alivié.

Corazón, tu tierra, mi
tierra, tiene plumas:
sobre ella despedazaron las aves blancas,
frenaron el sereno de su sal con las fauces.
Pero tu mi tierra tu tierra canta
sobre fósiles y fantasmas
que logramos resucitar henchidos
de agua, sustancia y carne.
Tu tierra y mi tierra funden luces
sobre la faz tornasolada
de la colina tan reseca,
la casa azul sobre la espalda
—al peso de los riñones—,
el toro en bisiesto año,
la amargura del oro líquido,
la lluvia sobre la carretera…
Tu stop, corazón.

Tu tierra mi tierra,
clama tiempo, clama día,
clama por tus hondas huellas
al son del canto que moldea
el barro en dos, ojos,
los azules, corazón:
Las palomas que de la nada nacen,
el santo y seña, suertes que nos hacen:
No somos aves, no somos duendes.
Al despojarnos del miedo
—¿qué es la muerte sino un desnudo?—,
sólo nos queda el nombre.

Corazón, desde esta garganta
y la tuya te expandes
abriendo estas proclamas
al orbe dicho, quieto y al unísono
se cantan mutuamente, juntos
no somos uno, sino dos,
que es un mayor número.

sábado, 1 de marzo de 2014

Licencia de caza

Licencia de caza

Es decir todo humano,
tan humano y vivo
todo como yo
vivo la misma muerte
llegando junto a ti.

En esta circunstancia intransitable
, porque no se camina ni se cruza,
solo hace viable el paso
por las manos, con los ojos
de esta implícita tesitura
en la que me descompone la vida
sin saber qué me añade
o me sustrae la desmedida
de tu mesura bien traída

o mal, que para el sí
adviene tu santa compostura,
¿cómo necrosar tu santa especie?
describir sin ánimo
por qué, por ventura o suerte,
en las que no creo,
pero
no soy nadie más
que tú. Y tu galgo
rezuma liebres. Y yo,
no soy más que ser
persiguiendo la gacela
con mis ojos y mi amor.

Licencia de caza
a la que aspiro:
ser más libre o liebre
sola que me las piro
por el barranco
hasta esconder
de mí. A tu mirada.

tras tantos ya siglos
que la duración de los años,
los días que pasan
pernoctando en el cuarto
de la luna menguante,
te suprimo para reivindicarte.
No fueron amos, solo flores,
libre me las siento
a todas ellas
y es todo este
mi medio siglo de vida
levantando

mi conciencia de ser
amante, mi condena
de pasantía a todos
extendible: nada gobernable
la vida a la que yo llamo
muerte que a todos nos hace
seres. Valientes
los menos. Como tú.
 
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