viernes, 25 de octubre de 2013

The little bridge sobre el Río Grande

The little bridge sobre el Río Grande
(a una pasarela sobre el Río Guadalquivir)

siendo un obtuso puente, es decir
de esos que no se abren
a los mástiles de las naves
a los gallardetes de colores
colgados de sus jarcias
ni a los buques de gran tonelaje
que inundan con su ferretería
el tranquilo y caudaloso río
que aún tan grande apenas
da para acogerlos,
siendo como decía
cerrado puente
me con-formo
con el ruido de los pasos de los transeúntes
la visión de las estelas de las pequeñas embarcaciones
que acogen miradas plenas
de sus verdes orillas, de sus aguas,
de sus transparencias, de sus reflejos.

Siendo como soy
un pequeño puente
me con-formo
no dando
paso a lo soberbio
hijo de su madre.

jueves, 24 de octubre de 2013

Arbólcrata

Arbólcrata 
(a un acosador internáutico y a Cristina Peri Rossi)

Donde yo veo un árbol,
un tronco hermoso, una enhiesta
sonrisa de la tierra, un borboteo
de vida manando desde
las rocas cálcicas o cuarzos
que se abovedan protegiendo
acuíferos y ahuecando cuevas,
un chupinazo de alegría
que estalla en un paraguas
de sombra donde los alevines
de flores y yerba verde crecen
más espigados y mi propia sombra
se desdibuja y confunde
con las de las copas y así, ellas y yo,
en un terrenal acto de amor
sin arados ni espadas
pasamos a formar parte
de la hojarasca que la encina
lanza en junio al vacío
(el levante tiene mucho que ver),
como queriendo proteger al suelo,
mi suelo y su fiel,
de los rigores injustos
y estiados del calor
del sur, así su espejo
bajo tierra podrá extraer
aun cuando ni gota de agua
queda arriba cierto cc
de sal
de blanda humedad
que
le permitirá permanecer
viva
aunque casi todo se agoste
ella se mantiene fresca
con sus verrugas
como de adolescente
tierno y supuroso de acné
y otras erecciones, perdón,
(amar significa saber pedir)
erupciones padecidas,
cuando yo, decía, me asombro
al contemplar a los valientes
alcaudones meridionales
lanzarse en picado desde dos
metros tan sólo de alzada
contra la culebra amarilla de dos
metros tan sólo de larga
que sesea su cuerpo
por la tierra lija, la tierra dura, la tierra raedera
de mis rodillas oteando las posibilidades
de acercarse al nido
para así poder alimentarse,
en el bosque que he desbrozado,
un cuerpo bello y asombroso
como la sonrisa de la tierra y el géiser
de vida y el chupinazo de alegría
donde yo
veo una encina, como decía,
otros y otras
ven un falo.

No quiero ni pensar
qué harán
cuando se encuentren
con el falo de verdad,
unas y unos.
Al menos las encinas
son
especie protegida
y hay que
Pedir Permiso Pagar Podarlas
cada siete años,
y ni aún enfermas se cortan
ni arrancan de sus carnales
raíces, no hay huevos como sí
en mis solenostemon del alma
fecunda creo
que por eso
a ellas
no les escribo
poemas.

Pero los falos, los falos,
los phalos,
ay, temo
por ellos
no
temo a
los palos.

Nunca imaginé por ti
tener miedo de nuevo,
leñador de mis sueños,
pirómano y bombero
de tus mismos fuegos
y el natural deseo.

martes, 22 de octubre de 2013

Sin tablas

Sin tablas

El poema que iba a subir
se lo ha llevado
la lluvia cayendo
esta mañana de souvenir
de un otoño por fin húmedo
y glamoroso como los labios
de la actriz que no soy
pero simulo en la escena
de un mundo que no deseo
actualmente
sólo quiero yerbas
así
sin sentido ni causa
me despejan las luces
que os ocultan como
el sombrajo del poema,
mejor lejos, como
la sequía, como
la gota en la nuca, como

el poema que iba a subir
que se ha llevado la lluvia
la mañana y su corte de luz
asomando a las rendijas
de los suelos oscuros,
los suelos grandes,
los suelos vivos
de una escena sin tablas.

Bendita la lluvia,
bendito el poema
no escrito pero escrito
en las tablas de Su ley,
la que no leo.

viernes, 18 de octubre de 2013

El estante, no el ente

El estante, no el ente

No hay más.

Te alejó lo mismo
Que te acercaba
A mí
Me acercó lo mismo
que me alejaba

de ti.
 
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