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martes, 25 de diciembre de 2012

Platón y yo (pandemia)


(de borrador a publicada)

El vocablo "pandemia" no significa "enfermedad que afecte a todo el mundo", me da igual lo que diga el DRAE, sino exactamente "todo el pueblo"; pan, todos, demo, pueblo, gente, población, nosotros. Y mi afrodita es la unión de la Pandémica, la de todos, masculino y femenino, y la Urania, la terrena, la engendradora y la pura por el cielo engendrada, las dos.
Aunque ni yo misma lo supiera, siempre va saliendo.
Supongo que es natural, no le perdono muchas cosas a Platón.
O a sus interpretadores (en esto me sucede como con el jazz)
Pobre Platón que sobre sus espaldas todo lleva. (Creo que es la segunda vez en este blog que emito la cierta lástima o compasión que me produce su figura.)

Siempre he considerado a Platón como el gran carcelero de occidente, por muy idealista que pueda saberse su concepto o o por muy platónica que yo me considere ( o me consideren). Tengo en contra de la caverna que nadie mire a sus espaldas, en contra de Saramago (a "mi" Saramago)  volver a usarla como casi le hubiera disparado la fotografía, un vaciado como esos de Pompeya de la condena de nuestra conciencia... Platón, Saramago, espíritus con los que me identifico pero contra los que  mi sustancia verdadera lucha. Siempre acabo agotada. No termino de poder situarme en sus tesituras, ¿por qué condenados a tan solo ver las sombras?...Jamás, ahí es donde siempre estoy, desde ahí reniego de cualquier idealismo. Porque creo que la prueba de que verdaeramente existen las ideas es el impulso que nos nace y consigue que nos levantemos de delante  de la candela, nos demos  la vuelta y busquemos el origen, la verdad.
Ya,  amarrados... ¿qué cómo y de cuándo?... Eso no se lo cree ni el más "pintao".
Además, si estamos muy cansados, o muy acomodados, siempre podemos entretenernos en estudiar las sombras.
Platón no fue mujer (quién sabe, en aquella Grecia ¡cualquiera se hubiera trevido a serlo! Reivindico mi forma hetero y mi capacidad procreadora, que sin el gameto masculino de nada sirve, necesito y amo al varón, lo deseo, me importa un pimiento que luego le guste meterla en otros lares más "homo"géneos con su figura. Mi varón de dolores, ay, que castrado lo dejamos... me voy a volver loca.
Reniego de toda esta civilización y de quienes continúan sustentándola, este medio incluido.

Platón no fue fotógrafo (no pudo), por mucho que muchos fotógrafos se lo adueñen.


 
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