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domingo, 20 de diciembre de 2020

Estrella de cuatro puntas (Feliz Navidad desde "El cuarto claro")

 



Bu(r)la de navidad

Capaces de hacer nacer al hijo de quien adoramos en un pesebre,
¿qué haríamos con el hijo de quien odiamos?
Las cuentas me responden.
También las bombillas de la calle.
Sin dinero nos hemos quedado para poder comprar el cielo.
También sin luces.

(“Nueva Biología”)

Paisaje para Navidad

La impaz sonora
y el gélido viento,
la tempestad asaltando
los cuellos de los avestruces
pálidos y escuálidos cimbrean
el aire y ya el suelo
con sus ojos enterrados,
al fondo
el paisaje de la montaña
donde se aposenta la ruin
y verdosa
anatomía de tu silencio,
pueblo mancha o escalada
con los dedos,
tomarte
y desplazarte hasta el valle
al pie del monte,
donde los las ovejas negras pacemos:
belén viviente eres.

Y los avestruces ordenan,
desafiantes ellos ya,
al viento con sus cabezas
fuera de tierra, y con sus enhiestos cuellos.

(“El hombre cuadrado”)

Pudiente

Antes del ayer
escribí un poema
para celebrar
tu adviento voy
a seguir pidiéndote
para así poder darte
un final feliz
herrumbroso y seco
de navidad o diciembre
sin ninguna carga
de misterio: el amor
todo lo puede.

("Solenostemon")

o0o

martes, 24 de diciembre de 2013

Paisaje para Navidad con mis mejores deseos

Buenos días, queridos todos lectores de este blog. Que paséis un día lo más relajado posible y una Noche-Buena como su propio nombre indica. Quizás lo más bonito que el hombre ha podido inventar nunca es el mito de un dios naciendo bajo un destartalado y cochambroso techado, como tantos inmigrantes y desplazados hoy en día, y al calor del aliento de unos animales. Nos queda muy poco como seres humanos si no sabemos valorar la literatura independientemente de qué religión o iglesia hiciera suya la cuestión (o secta, tribu o ideología). Lo verdadero es que los seres humanos aspirábamos a tener un dios cercano y visible, más o menos como hoy sucede. Celebremos que lo conseguimos, no importa si solos o acompañados, y sigamos creándolo todos los días dentro de nosotros. La apuesta por la humildad es la esencia del amor entre los hombres. Donde habita la valentía, nace el amor:

Paisaje para Navidad

La impaz sonora
y el gélido viento,
la tempestad asaltando
los cuellos de las avestruces
pálidos y escuálidos cimbrean
el aire y ya el suelo
con sus ojos enterrados,
al fondo
el paisaje de la montaña
donde se aposenta la ruin
y verdosa
anatomía de tu silencio,
pueblo mancha o escalada
con los dedos,
tomarte
y desplazarte hasta el valle
al pie del monte,
belén viviente eres.

Y las avestruces ordenan,
desafiantes ellas ya,
al viento con sus cabezas
fuera de tierra, y sus cuellos.


(Como regalo por mi cumpleaños, con vuestro permiso, explico por una vez, aunque sea superficialmente: este poema está inspirado en una vista que tenía por la carretera cuando vivía en el campo, cuando había que coger el coche para ir al pueblo cercano, El Castillo de las Guardas. Si se miraba hacia la izquierda, se podía contemplar de pasada una pequeña granja de avestruces. Resultaba extraño verlas pastar en un tipo de paisaje tan lejano a su origen natural, África, pero hermoso. Los cuellos cimbreantes de esas aves tan grandes y al fondo las lomas de la sierra con el pueblo hacia el que me dirigía como una bonita mancha blanca en la falda de la montaña. Lo escribí hace dos años aquí mismo recordando esa impresión, también recordando cuántas nochebuenas celebré alejada de todo, solos. Hoy esta casa se llenará por la noche con todos mis hermanos y sus hijos y hasta una tía mía que nunca se ha reunido con nadie por estas fechas. Si hubiera logrado anidar algo de rencor en mi corazón, no habría podido nunca escribir poesía, o sea, ser valiente. O sea, ser yo.)
 
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