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martes, 10 de octubre de 2017

Sobre independencias





dicta-dura nuestra boca blanda

los hombres tienen sed
y no doy abasto (el río)

Los todos mordemos
con firmes dentaduras:
                                                aprehender

duras aguas al beber el llanto
de todo cristal gozoso
verde o negro
estallado por el viento inasible
de la iniquidad, la vesania
y la hambrienta injusticia.
Sus cristales se nos clavan
en la lengua antes de                pronunciar
una reseca ignorancia más.


Aprendemos a masticar
con las llagas,
nadie nos emboca bajo
el puente de la libertad:
Sed de maestros, sed
de vosotros mismos.
                                                Pertenecéos.


(De "Suroeste" Ediciones en Huida, 2015)

martes, 1 de diciembre de 2015

Me acompaña (II)



Golfo de mar con gran fortuna airado
se puede comparar la vida mía:
van las ondas do el viento las envía,
y las de mi vivir do quiere el hado.

No hallan suelo al golfo, ni hallado
será cabo jamás en mi porfía;
en el golfo hay mil monstruos que el mar cría;
mi recelo mil monstruos ha criado.

En el mar guía el Norte, a mí una estrella;
nadie se fía del mar, de nada fío;
vase allí con temor, yo temoroso;

por mí cuidados van, naves por ella;
y si en algo difiere el vivir mío,
es que se aplaca el mar; yo no reposo.

(Gutierre de Cetina)


Gutierre de Cetina, poeta del Renacimiento español. Begoña López Bueno.
Sevilla, 1978.

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domingo, 29 de noviembre de 2015

Me acompaña (I)


SONETO I

Osé, y temi; mas pudo la osadia
tanto, que desprecié el temor cobarde,
subi a do el fuego mas m'enciende i arde,
cuanto mas la esperanza se desvia.

Gastè en error la edad florida mia;
aora veo el daño, pero tarde;
que ya mal puede ser, qu'el seso guarde
a quien s'entrega ciego a su porfia.

Tal vez pruevo (mas que me vale?) alçarme
del grave peso, que mi cuello oprime;
aunque falta a la poca fuerça el hecho.

Sigo al fin mi furor, porque mudarme
no es onra ya, ni justo, que s'estime
tan mal de quien tan bien rindio su pecho.

Fernando de Herrera. Algunas obras. Edición al cuidado de Begoña López Bueno. Sevilla, 2014.


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martes, 27 de enero de 2015

Minority report (sobre "Salida de emergencia" de Manuel Moya)



Minority report

Siltolá pasará a la historia (histeria, no) de la edición española por la publicación de este libro (ya sé que por la de algunos otros, pero ninguno viviremos para comprobar la veracidad de este ejercicio mío de posiblemente soberbia estupidez. Sin embargo, o tal vez por lo mismo, apuesto mi cabeza por esta precognición). En estos tiempos tan convulsos mediáticamente, tan resbaladizos para no importa si autor junior o senior biográfica y biobibliográficamente, concilia, llega la paz en el ser al contemplar, COMPROBAR CÓMO el ejercicio autoral de, voy a decir, media vida de compromiso, digo media por no acaparar actos de parcas, con la literatura, obtiene, mínimamente, el reconocimiento que este esfuerzo merece.

Muchos piensan, cuántos, que el ejercicio de poeta se reduce a una especie de reclusión querida y gustosa allá en la alta torre de un no sé qué uno mismo perdido entre los laureles de invierno, el naranjo, la azotea de la vecina o el mar que se ve y no se pero se imagina.

Pudiera ser que todo esto sea necesario metafóricamente hablando: son las claves en palabras, solo palabras cuando son exactamente eso, solo palabras, todo en esta vida tan llena de palabras que nadie entiende, que todos leemos, absorbemos sin solo asomarnos al mínimo de su significante (no digamos ya significado). Ni el mismo autor es consciente de su labor de autoría, al menos cuando logra que otros ojos la aprehendan, hay que repetírselo mil veces, si al menos se tiene la oportunidad. Y Manuel Moya es especialista en humildad y no creer en los demás. Como todo buen autor que ni siquiera se plantee el recurso de preciarse, (no, cielo, tú no cabes en la tumba, Manolo).
Menos Mal.
Se necesitan autores así.
Quizás uno por mil.
Con uno por mil basta.

Un solo autor por mil desatiende el infecto de la parafernalia y el robobo de la jojoya que mundifica la excelsa labor del ser de poeta. Uno entre mil. Quizás uno entre un millón.

Nada amiga de presentaciones de libros, nada amiga de recitales de poesía (por dios, hace tanto tiempo de la poesía pasó de la cantata a la letra escrita, ¿para qué ejercicio de memoria?), el pasado viernes no pude más que agachar la cabeza con lágrimas de emoción ante la Maestría poética y La Poética. Con mayúscula. Nada ni nadie lo ha conseguido en creo que treinta años.

Salvo este libro, Salida de emergencia, y esta editorial, con su labor como dios (poesía) manda.

Una paz conseguida. Gracias a Manuel Moya y a Siltolá.

* * *

Salida de emergencia o el absoluto ejercicio de la propia negación del ser de poeta. Leer Salida emergencia es contemplar cómo el poeta se revuelve contra sí en un cuestionamiento sin par sobre la propia labor poética, para terminar, sin previsión, siendo más poeta que nunca, o que todos, o, quizás, El Poeta. Salida de emergencia está autorizada para todos los públicos, es necesaria para todos los públicos, lo mismo para ese aficionado y hecho a los quehaceres literarios poéticos , que para ese otro que aún anda en pañales en torno al manido concepto de la escritura de La Poesía. Salida de emergencia enhebra el fatum sobre 800 versos, no sé si 900, 800 versos que al hombre, y por tanto al poeta, le eran más necesarios que la propia escritura. Que su misma labor de poeta.

Y SÍ, cielo, tú debes caber dentro.
Tienes que escarbar y escarbar hasta que quepas dentro,[...]

No hay salida de emergencia para el poeta, ni de emergencia ni de nada, simplemente no hay salida. Ni siquiera la propia tumba.



martes, 23 de julio de 2013

Los parasoles de Afrodita ya bailan con el sol


 (Baile del sol, 2013)

(Por cierto, salgo para el campo hasta el domingo. Allí nacieron, allí se abrieron los parasoles por primera vez un año de 2006, desde allí arrancó este libro en abril de 2010. Acaban de llegarme. Afrodita es sabia, Afrodita es Poesía.)

jueves, 18 de julio de 2013

Un libro mío

Un libro mío

Me llamó primero por el nombre geográfico al que alude su título. Su portada me agradaba sobremanera. Al acercarme al contenido (reseña de la editorial), ya supe que no podía hacer otra cosa más que adquirirlo, así, adquirirlo, hacerlo libro mío, en mis manos, físico, y no cedido o prestado. Mío, como siempre he necesitado los libros.
Ayer lo pedí. Ha tardado un click de mundo. Esta mañana ha llegado.
Al abrirlo al azar ya me ha dado el primer aldabonazo, ¡resulta que soy atea!, y yo sin saberlo, siempre dudando de qué soy. Las reflexiones de Moreno Jurado en torno al ateísmo me han permitido nombrarme, incluirme por fin en algo. Tanto desaguisado hacen los usurpadores, los secuestradores de la palabra, de los conceptos. En el ateísmo también existen integristas, sí señor. Sino que entonces ya no son ateos.
Después lo he fotografiado, cuatro o cinco disparos. Al final el que me llena es el de una toma en horizontal, jamás he hecho una foto de libro en formato horizontal. Debe ser que me recuerda el mar. Debe serLo.
Mientras vuelco y abro los disparos en el ordenador, vuelvo a abrir el libro por donde él diga. “He vuelto a ver a la camarina”, él habla, y continúa especificando dónde: la cuesta de Maneli. Entonces ha sobrevenido el borboteo en mi interior, ese que no me espero, ése que, ante mi mismo asombro, rompe en lágrimas, una emoción de reconquista.
Por la cuesta de Maneli se baja a la playa de (mis) Los cabezos amarillos.

Este año está siendo rico de dones y aciertos en nuevos libros, y, quizás, de otros asuntos.


Libro fotografiado: Cuadernos de un poeta en Mazagón. (Divagaciones sobre la arena). José Antonio Moreno Jurado. Baile del sol, 2013.

sábado, 13 de abril de 2013

Buena madera, joya de libro

Este libro es una joya. Este libro sí merece la pena haber sido editado y publicado. Esto sí es una antología. En este libro además no se miente, ni en su portada, que por sí sola atrae, ni en su solapa: "esta antología es todo un catálogo de deslumbramientos". Claro, que dirán muchos que haciendo una antología de un periodo extenso resulta fácil deslumbrar, escoger cada cual como cada joya. Pues bien, les digo, si tan fácil resulta, anímense, señores y señoras editores. Hagan más como éste. Que una no tenga que volver a escribir un poema como aquel de "libros que no sirven para nada".
Aquí no hay tongo. Aquí hay wood, wood, good wood tonguey.

El libro: Lengua de madera (Antología de poesía breve en inglés). Hilario Barrera. La Isla de Siltolá (2011)



Good wood tonguey
A un libro, a un regalo con-sentido

una lengua de madera
me deslumbra a mí
que últimamente no soporto
ni el tacto de los muebles
de madera su olor
sólo el de su vida latiente
unida
a la savia y a la luz verde
de sus hojas ahora
me llegan la luz
y ella
convertidas en papel
con sentido.

Sofía Serra (De La clave esta en los árboles)

jueves, 21 de marzo de 2013

Mi idilio


La eclosión. El alumbramiento. La justicia.
La esperanza deshecha por el hallazgo. Llega cuando me encuentro leyendo a Chaves Nogales (no hay casualidades nunca, La clave está en los árboles) que me hace reconocerme en la pena femenina del patio sevillano. Hasta un siglo después no hallo las palabras que me definen, un siglo después de que fueran escritas. Me comprendo en mi patio que construí bajo la intemperie y la sabiduría de un nombre. Hallo la explicación al sambenito de la tristeza de mi mirada: La asimilación de la injusticia.

La misma que yo me sentía cometiendo contra unos versos, una figura emblemática, mi propio recuerdo y hasta mi geografía mental y física.

Llega el alumbre, la contradicción a mi propio dicho sobre la consciencia del no encontrar, la imposibilidad del asombro. Llegó para felizmente contradecirme, hallar mi propio reflejo en una luz externa. Ya la penumbra del patio me sobra, ya no necesito plantas de sombra ni estampas de áureos que me acompañen en mi silencioso llanto que permito que cante en el agua de la fuente (¡cómo una lágrima puede deformar el mundo!).

Lo abro, comienzo con sus versos, con los poemas, dejo los análisis para posteriores inmersiones, no consiento el filtro de otra mirada. Primero la mía, y después, que me aporten, si quieren y si pueden, después el análisis de los demás, antes el mío. Es la justicia sobre mí y sobre la propia obra, sobre el autor, la mirada limpia sobre unos poemas, ESOS poemas, ese libro que Juan Ramón dejó previsto pero no publicado.

Y entonces lo termino. La sucesión de emociones es vertiginosa, adquiere velocidades supersónicas, superfotónicas. La iluminación me absorbe. El poeta me arrebata, me sustrae, me roba por fin de la penumbra.

Nunca Juan Ramón había conseguido engancharme, desde casi mi más  tierna infancia lo encontraba en las paredes blancas de Moguer, pero jamás en sus letras. No me co-rrespondía en la entrega de mi ilusión. La expectativa no se saldaba. 

Ahora me devuelve toda la luz que esperaba. Todo mi gemelo hallado (ahora recuerdo que nació un 23 de diciembre, un capricornio como yo, un poeta de tierra, pudiendo ver la luz y por tanto ofrecerla).

Idilios es el más hermoso poemario que he encontrado en toda mi vida de lectora y de escritora, y de lectora-escritora. El más hermoso. Y por tanto el más mío como lectora, como amante del arte, de la palabra, de La Poesía, como creyente en el ser humano. El que más he suplicado. Así, suplicado encontrar.

Lo leí un 20 de marzo. Hoy, un 21, día en que para mí comienza mi anhelada estación, escribo sobre él. Escribo sobre la luz. Escribo la luz que me ha sido concedida.

Sé que es el día mundial de la poesía. pero la poesía es dueña de todo el tiempo. La única que puede romperlo, atravesarlo. La luz del pozo artesiano que atraviesa la esfera. El eje.

Por fin mi idilio con la luz llega a su eclosión feliz. Por fin mi amor me corresponde. Por fin la luz también me ama. Por fin es justa conmigo. Por fin yo puedo ser justa con El Poeta.

(Idilios. Juan Ramón Jiménez. Isla de Siltolá. Sevilla, 2013. Libro inédito del poeta.)


jueves, 21 de febrero de 2013

regala amando

Ha sido un libro completamente emancipado e independiente, ha vivido su vida una vez que salió de las manos amorosas de su padre hasta llegar a las mías, ¡casi un mes ha tardado el trotamundos! Se conoce la península mejor que yo misma. Pero al fin llegó, y con él la poesía de Amando, de Amando Carabias. Y su dedicatoria tan personal, que para mí no es cualquier cosa: "[...] más allá del modo de decir, más en lo profundo, la poesía es emoción y es sinceridad".
Muchas gracias por tan plenos regalos, Amando.




viernes, 14 de septiembre de 2012

Carlos Verdecia y su Productividad






Productividad

Quedé maravillado
cuando aquella mujer se me colgó del cuello
y comenzó a demostrarme con el detalle
elocuente de la práctica (hacía un momento
acababa de explicármela en teoría)
su asombrosa tesis
sobre la productividad del beso.

Y así,
estrujando su boca contra la mía,
me fue ilustrando
sobre el aprovechamiento óptimo de la lengua,
el máximo rendimiento de los labios superior
             e inferior,
el empleo de dientes, cielo de boca y frenillos
en su categoría de medios básicos,
el cálculo preciso de la tasa respiratoria
y el ahorro normado del insumo de saliva.

Eso,
dentro del mínimo tiempo
del amor.

(Carlos Verdecia. La escalera de incendios. Colección CRAN Poesía. Madrid, 1995)

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Belleza total: Un poema de Pino Betancor



Me emocionó este poema de Pino Betancor. Me ha cautivado cuando he vuelto a releerlo. Lo encontré este invierno.
La verdad es que me duele, por muy equilibrado y pacífico que en su forma resulte.

Belleza total

Qué lindo eres, amor, aunque no seas
más largo que una noche de verano.
Aunque no tengas más valor que una
larga rosa en el hueco de una mano.

Qué lindo eres, amor, apenas duras
lo que dura un ensueño. Mas qué importa
tu brevedad de pájaro y de brisa.
La belleza total ha de ser corta.

Qué lindo eres amor. Hoy que no tengo
tu corona ciñéndome la frente.
tu perfume salvaje entre los labios,
despoblada me siento de repente.

Ven otra vez, amor, aunque de nuevo
seas una luz lejana, aunque un instante
me dure la ilusión de tu belleza
y te vuelvas de nuevo gris, distante.

Ven otra vez, amor. Ahora que entiendo
tu brevedad de flor, sabré adorarte
sin preguntar, sin esperar siquiera
mas que tu azul placer sobre mi carne.


(Pino Betancor. La memoria encendida)
(Plenilunio. Edición de Alicia Llarena. Baile del sol, 2003)
 
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El cuarto claro by Sofía Serra Giráldez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial 3.0 España License.