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sábado, 5 de diciembre de 2015

Sobre vaticinios




My country song

No me apetece absolutamente
nada seguir haciendo, para qué
dejarme guiar por mi propia inercia,
continuar componiendo documentos
como si fueran potingues mágicos
o la solución a todas las enfermedades
que pueblan la tierra.
¡Enfermedades! Las llaman
enfermedades.

Yo sólo sueño con vivir
allá en un rancho extraño
al oeste de un río grande
donde pueda dedicarme
a escribir la memoria lejos
de este terreno de reflejos
donde hasta los sueños sueñan
con exiliarse. La lotería me tocó
el hombro el día
que decidí no habituarme
a tanta lengua insana,
a tanto escondrijo
de rata, a tanto roto
de hambre de libertad,
igualdad y fraternidad y sueño
con vivir allá en el rancho lejos
de los secuaces que hacen polvo
del brillante que con tanto esmero
fue puliendo la historia peleando
ella sola siempre contra
tanta carga inútil,
tanto peso muerto,
tanto zócalo, tanta reciedumbre…
Escribir y olvidarme de

sucumbir u olvidarme.

Voto por el olvido.

Sin memoria allá en el rancho
cerca y al oeste de un río grande
escribiré sobre el futuro incierto
sin apetencias ni dolores
pero ciertamente segura
de que cualquier suelo
al oeste de ese río grande

acogerá al hombre y su leyenda
al oeste, al oeste yo me voy,
lejos de la tapia de tanto sordo,
aún más lejos de tantas bocas
renegadas por el ademán
del gesto impostor
de tanta huelga
de brazos caídos
de pura impotencia
hasta el suelo,

ese suelo por donde yo cabalgo hasta allá,
el rancho al oeste del río grande.

(De "Solenostemon". 2012.)





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miércoles, 18 de noviembre de 2015

La luz de tu camisa




La luz de tu camisa

No me atrevo a decirte cuánto te echo de menos,
cómo se sostienen enjaezadas bajo mis pupilas
estas pestañas que se anudan ya a tu gesto,
común beso sobre tu húmeda frente,
soñando con tu verbo que los días no terminan,
ni alumbran vistosas las farolas hasta que tu mirada
se posa sobre el nombre escrito en verso
de la compañera que ocupa tu camastro.
¿Hablamos?

Servimos bajo el mismo mantel la leña que nos hogara,
alumbramos nuestra piel levemente indispuesta,
suscitada por la caricia invisible
de tu mano sobre la mía y mi espalda.
Pienso, bebiendo bajo tu cuello,
que no quiero más luz
que la que desprende tu camisa.

(De La presencia por la ausencia.)



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lunes, 21 de septiembre de 2015

Tus piernas


Tus piernas

En esta distraída tesitura
en la que te encuentro anudado
a tu sombra y tus dos piernas
relevándose
quisieron
juntas ser
cánticos de ti
hálitos de dios
que te nombra
cada vez que tus luces
siniestran el incendio
del sol de la mañana

como mis dos juntas
alas se te engarzan
en las caderas y dejo de ser
savia o suerte por donde cabalga
la yegua hasta llegar
mi terreno
al tuyo.
que restallen las estrellas
cerca de tus sienes
sólo tiene una salida
de ti en mí.

Y aún así y tus reflejos
sendos deshonro
al verte transparente
y lento
y denso manantial
de blanco hueso
lúcido y líquido
de la luz de las estrellas
en tus pozos cristalinos
de simientes. Para mi asombro,
tu mirada oculta bajo los párpados
célebres del misterio
de tu caída al gozo
y a mi pozo el bien
de oírte en mis sienes.

mañana, como un día cualquiera
que yo no busco ni hallo
en el calendario de la dulce estampida,
tú y mi sentencia sobre ti
de cuerpo amado,
tú y la venda de mis ojos
lavando la costra
de tu mar
que yo hablando lamo
un rostro que deseo
entre mis manos y tu acierto
de cielo azul entre tus negros.

me sostendré insana hasta
que tú decidas verte y no verte
venir cuando te vengo
una gota de saliva sana
que se descuelga
de tu labio
mentón
mi fino
paladar la divide
en dos
sendas
piernas de ti
juntas
para que nunca yo
vuelva a tener sed
de tu caminar
viéndote
llegar.

(De "Solenostemon", ciclo Suroeste)
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viernes, 18 de septiembre de 2015

Sembrar lechugas


Sembrar lechugas

partiré las tablas de la ley
sobre mi cadera, que es más fuerte
que tu dios y mi pudor.

ahora llega la hora del recóndito.
cualquiera sabe dónde estaremos
pero recuerdo las lechugas recién sembradas
y sólo quisiera estar allí,
mirándolas,
tú con tu cerveza bajo el alcornoque
yo con mi tinto con casera
y las botas de agua llenas de barro
de haber andado los dos
en cuclillas enterrando
nuestros dedos que se rozan
bajo el blando légamo
y el sol,
qué alegría la luz dorada
del sol
a cielo abierto
bañándonos como

si dos iluminados
peces
fuéramos,

nacidos más allá,
durante ese sueño
que durmió el día
cuando vivía sumergido.

De "El hombre cuadrado"



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miércoles, 16 de septiembre de 2015

Oído

Oído

Me he quedado muda
al amarte transparente
tus fresas cuelgan como macetas
de mis balcones de mayo,
es mi pecho el que se asoma
a contemplarte,
verte y verte venir
como si no los muros ni el cemento,
como si tus ojos libres
me hubieran con-vida-do
a un almuerzo, a la ruina de la bilis,
al sorbo del mágico poi-
son que inventa menta
verde y limpia la mucosa
de mi estómago, un trago
de yerbabuena en los brazos
de tu abrazo o esos fuegos mojados
mientras yo intento no abandonar
mi fe en mí y en tu oído.

Para mi son, tu deseo
de hombre llegando
a ti y a lo tuyo.

(De "Solenostemon")




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