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jueves, 27 de julio de 2023

Las olas y Afrodita

 



La muerte de Afrodita


Dejo de mirar el cielo de donde llego. 

Hoy ya sí, añadas de nubes a la espalda, 

no espero agua aunque otra lluvia llegue. 

Cambio hielo por una fuente,

mudo tierra a otros cielos,

hoy navego surcando los aéreos

 mares cruzados por los vientos

que en tu boca pronuncian mi nombre. 

Porque rauda, rauda soy,

lejana ya de mis raíces quietas,

cercana ya de lo que llaman

sueño, quimera, mentira, utopía, 

qué más da,

y yo sólo puedo nombrar como terreno. 

Mas de mi memoria me perdí,

subsumí haciendo mía 

esta patria de presente 

renunciando a mí misma 

por todo lo que fui.

Desconocido de orilla, 

mira bien esta lengua ya

agostada de tanto lamer

la costra dura.

No desdeñes las yemas 

que de su cueva nacen.

¿Los espárragos?,

ellos lo tienen fácil: se-lo-hacen-to-do. Se lo hacen. 

En la penumbra vivo feliz, vivo calma y vivo vida. 

En la penumbra, pero no a escondidas.

Son mis parasoles los que abro, 

son mis manos las que se alzan 

creando sombra mía junto al laurel 

del adormecido sino.

Aquí, junto a la fuente, 

agua fresca vierto en sus labios celestes

con celo sobre su aliento: Agua que bebe, 

agranda mis cauces internos,

mi gruta caliente, este huerto

donde se puede cultivar en pleno invierno.

Las humedades recreo 

con estas carnes salubres

embestidas contra la espuma 

sobre la cárcava marina

que se crece, se crece 

como regente de la ola 

que se hace grande,

más grande mientras más 

se acerca a la orilla: 

algas... algo de yerba 

prendida en mi cabello. 

Son recuerdos.

Retozar sobre cementerios 

siempre conquistó albas

de la muerte en vida:

¡Ay, la sal!,

sal de mis amores y de tus olas,

¡sal huyendo!

Ola mía, ola brava, ola tuya,

 salina ola, ¡no claudiques!, 

arremete y sigue muriendo: 

Tumba dicha rubia arena, 

tumba agosto dicho sal, ¡sal!, 

tumba cercas, cerca tumbas, 

tumba vida, vive tuya y dame,

dame ya la muerte buena.


(Del libro "Los parasoles de Afrodita". Baile del sol, 2013.)



miércoles, 13 de abril de 2016

Y los lilas volvieron



Que vuelvan los lilas

Como las lilas de ultramar.
Así me posé sobre la yerba
cercana a tu estanque,
convertí cañas en siringas
hasta inundarte
de ti. Canto y taño.
En honor de las letras me hago sangre,
despedazo cada labio por ver
si al nombrarlas consigo oír
el descanso. Anhelo el otoño
sin que haya nacido el verano.

¿Y si me dejas en reposo?
No morirás aunque duerma,
la luz se hace luz sin el tiempo:
hay algo más.
En el vacío interestelar
coexiste la anti-materia,
¿por qué yo no puedo auto-extinguirme?
Ser capaz de perpetrar deicidio
contra estas cansadas manos,
estos pesados brazos más tuyos
que míos: deja que duerman.
Al parecer, sólo el aire me mantiene
viva, ventana y lumbre,
al parecer, el sonido no ondea
sobre el agua, puerta y límites.
Al parecer, los lilos florecen
sólo una vez al año.

¿Qué tal si me permites apoyar la cabeza
aunque sea en la nube de espinas?
Ahuyentarme. Dejarme en paz de mí.
Auto-ventilarme en un sol,
en una punta,
en un nítido y exento atisbo
del negro sobre el blanco:
¡Puff!, y permitir...
No ser.
Auto-inhibirme en el altar
de las lilas abiertas a lo que sea.
Al blanco.

(Los parasoles de Afrodita. Ed. Baile del sol.)




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sábado, 28 de marzo de 2015

Los parasoles de Afrodita

No se sabe cómo, todos los poemas encuentran su tiempo y lugar, también toda fotografía, simple y llanamente todo lo que ser humano hace desde ese lugar que debería ser sagrado tan solo y simplemente porque es donde todo lo que nos une confluye.
Días extraños vivos, me pregunto quién vive días corrientes, días tedio, días medios, días sin ton ni son... No me explico la vida sino como la mayor felicidad que el ser humano puede vivir. Con todas sus inconveniencias, con todos sus dolores, con todas sus fealdades.

Adquirir AQUÍ o en cualquier librería


AQUÍ (y abajo) se puede oír recitado

Los parasoles de Afrodita

Ya llegaste, te has sentado ya.
Tengo tus ojos delante:
De su dorado vientre, el de Afrodita,
nacieron celestes parasoles,
sombrillas chinas que la diosa abrió
para cultivar mi piel con la nácar
y el humus de marino hechizo
arrojado sobre la ola que,
de vuelta y viene, conforma la marea
del sanguíneo mar de poniente:
¡Mar mío, mar lleno, mar
tan grande como yo misma!,
exclama la diosa rediviva
ignorante de su testicular
progenie, urania utopía
transformada por mor del viento
en conflagración de carne
sobre agua-sal y carne.

Gemiste en mis ojos: ¡Dame aire!
Gemiste en mi boca: agua blande
y piel para el cuántico cuerpo,
envoltura de este juguete polivalente
en el que me sumerges hasta contentar objeto
de los ritmos internos que manifiestan la eufonía,
venéreas transacciones, de las celestes esferas.

Amor, cueva clara a la sombra
de los chinos parasoles visitas.
No tu música, no tus brazos,
no tu centro; ni siquiera tus alas,
en el reitero de esta penumbra
de piel interna, hallarán ajado,
que ella misma regenera
a medida de las Eras.
Que sí, vuelan ya.

Urano,
hoy ya caes,
hoy ya retornas
por tus genitales.
Qué castrado te dejamos, ¡ay!
Ay, castrado, sí. Mas —te hablo al oído—,
recuerda,
sólo a sangre
tu carne engendró
lo más sagrado.
Ahora ya cayendo,
piensa,
podrás hacer
de la descendiente de tus gónadas
real
cayado.

Los parasoles de Afrodita, Baile del sol 2012



miércoles, 25 de febrero de 2015

Letanía afrodisíaca

Apareció este poema publicado en la contratapa de Los parasoles de Afrodita (Baile del sol, 2013). Lo consideré un buen remate  externo al mismo poemario pero  a la vez relacionado con lo que lo concibe, de alguna forma lo sintetizaba, aunque el acto en sí significara que rompiera con lo habitual en las publicaciones de esta editorial, que normalmente sitúan en ese lugar un poema del mismo libro del tal volumen, a modo de muestra.
Sin embargo forma parte sustancial de este en el que continúo trabajando que llegó creo que casi dos poemarios después La exploradora, como todos sabéis perteneciente al Ciclo Suroeste, un ciclo posterior. Se ve que la misma necesitó encomendarse a una de sus deidades para que la protegiese, o le diese fuerzas o quién sabe qué en sus recorridos exploratorios por esos caminos algo procelosos en ocasiones.
Dedico esta entrada a mi querida amiga Pilar Fuertes Aguilar.


Letanía afrodisíaca


Afrodita–mente I

Afrodita, la de huesos perennes
y salud de hierro y elástica sangre.
Afrodita, la hacedora de sienes.

Afrodita–mente II

Afrodita, de cuerpo como estrella.
Afrodita, la de los ojos grandes.
Afrodita, la desmembrada y ojerosa.

Afrodita-mente III

Afrodita, la del negado a-dios
o manto memoroso.
Afrodita y el agua de perfil.
Afrodita, la seductora
de raíces. La de profundas huellas,
y potentes piernas. Afrodita
arbórea y terrena

se mudó más allá del sol
y el humo, como los barcos
que se sucedían
—como en cascada caían,
como en cascada—
imitando el canto de las piedras,
extendiendo los arrozales,
cavilando duermes
como ventisquera muda
hacia el soplo se huye,
hacia el sur y el oeste.

Afrodita, la de manglares brazos.
Afrodita, la de terrizas manos
y acuosas sienes. Afrodita,
la que permanece y la que llega.
Afrodita continental
y continente. Afrodita,
la sureña con norte
de orbe. Afrodita,
la deicida.

domingo, 14 de diciembre de 2014

Mis líos poéticos y editoriales y El orbe (post introducción de El muriente)

Entre "Suroeste", que saldrá publicado (d.m.) creo que a finales de Enero del 2015 en Ediciones En huida, y "Los parasoles de Afrodita" que salieron en Agosto de 2013 (Baile del sol), se me han quedado huérfanos cuatro poemarios. Nueva Biología, que es el hijo de la Afrodita célibe de su inmediatamente anterior, sufrió las consecuencias, por una parte, de mi carácter, y por otra, de la mala gestión de la editora donde iba a salir en Diciembre del año pasado. Me decidiré a autopublicármelo en cuanto las condiciones económicas me lo permitan. De alguna forma tengo ya resuelto ese paso que debo darle o favorecerle. Lo que me quema ahora mismo es qué voy a hacer con los tres poemarios siguientes, esos tres que conforman una trilogía "El hombre cuadrado". Son poemarios metálicos y percutivos, son poemarios de una mente tratando de dar con la clave de este mundo, de esta civilización occidental. Con ellos fui desarrollando una teoría del Arte, me digo, pero en el fondo creo que solo desarrollo una teoría del hombre que a mí al menos pudiera servirme, esa que tantas veces nombro con el título de La costra dura de la nomenclatura, teoría no apreciable en los poemarios en sí, teoría que algún día quisiera poder desarrollar, o explicar, mediante un pequeño ensayito, mediante el lenguaje del discurso (prosa) y no el cursal (poesía).
El primero de la trilogía se titula "El muriente". El nombre ya lo aviso en el poemario que le precede, "Nueva Biología". Lo extraje de  una "firma" de correo de mi hijo: "Ad occidentem versus", del latín "Vuelto hacia el que muere". Me recuerdo entusiasmada cuando consultando con él el cómo podría traducirse, traspasarse la palabra "occidente". Cuando me contestó que por el muriente, no lo dudé loquísima de contenta, era la suya, la que necesitaba para ese poemario que acaba de comenzar a pergeñar.
Iba formando parte del lote de siete poemarios que en enero del año pasado envié a una casi recién creada editorial levantina, Unaria ediciones concretamente. Lamentándolo mucho, me contestaron en Julio diciendo que solo habían valorado "El muriente", pero que no les había gustado. Claro, dije yo, habéis comenzado por el más complicado, complejo hasta para mí que lo escribí, un poemario del que solo destacaron como valioso un poema que yo precisamente quería eliminar, pero eso sí, muy llamativo, porque criticaba las políticas editoriales de determinadas empresas de publicación. En el fondo no me va ese tipo de poesía, resultan solo desahogos momentáneos que poco tienen que ver con el desarrollo de una poética interior que desde mi punto de vista es la que hace posible la escritura de ese lenguaje cursal.
Así que me veo en la tesitura de tener que seguir optando por plantearme sobre este y sus dos siguientes, también el camino de la autopublicación. Como ya he dejado rematado Suroeste, solo a la espera de su prólogo para enviarlo a la editorial y que puedan empezaren a maquetarlo, he vuelto de nuevo a la revisión de esta trilogía.
El muriente comienza con una pequeña introducción de dos poemas en los que solo me presento: Vitálica  y Poética se titulan, y a continuación se desarrolla otra especie de post-introducción que titulo entre paréntesis El orbe. La publico aquí completa. Su misma estructura hasta visual (el editorde blogger no me permite ajustarla en condiciones) creo que puede transmitir lo difícil que me resultó situarme en el lugar de eso que yo llamo "la costra dura de la nomenclatura" (aunque en realidad quien me dio el nombre fue Afrodita en su, digamos,  que lírico y florido poemario, así fue, la diosa del amor y la belleza, PENSANDO), para entendernos, el mundo que llevamos construyendo desde que el hombre es hombre.

(EL ORBE)



el mal del poeta mudo

me sale el mundo
por las orejas



El duro frío
Amargura… Como la tierra dura.


Comparto con el ruido y con la escarcha
aquello que los hizo inmóviles. La mudez.
El eco no se levanta delante
de mis ojos. Lo sustantivo adquiere
nombre de sí: Lázaro, ¿por qué no andas?

Traspaso este canal de tierra invertida,
las raíces ancladas
a las nubes, la espiga
navega el suelo frío,
las piedras castañean
tu nombre entre mis dientes.



recuerdo

D
Es-plazar el contenido de este verbo
Para así detenerte en mi frente.



entre fantasmas (domésticas tele-visiones)

una mirada desde el más allá
(a mi padre)

Desde tu fotografía,
desde tan lejos llegas
y tan certero en mi herida clavas
dolor en el hueco de plasma, ya
agua lenta sin ambages,
marea baja.
Aquí bandera o isla
en tu recuerdo,
un soldado en alguna cueva
bajo la manta de piedra
lía un cigarrillo entre sus dedos
mientras yo intento acariciar una mejilla.
¿Con qué tocar lo que nos aleja
si a este arrastre de abandono
añado alguna gota de lluvia desvirgada
(ya con tierra donde engendrar),
morrenas y riachuelos de guijarros
y piedras que avanzan rodando con estrépito?
¿Cuánto habitáculo celeste nos corresponde?

mientras más caminas
hacia delante
más se acerca la memoria
desde atrás

en el borde del precipicio.
Y el mar brota desde la sima.

Se resquebraja aquella lasca
como agrietó mi frente
tu mirada vítrea de soslayo,
de ni un atisbo de tu latido,
que ya no bate.
Suelto y al mar.

Así te fuiste.

El soldado permanece liando su cigarrillo.
Se ahueca la tierra.
Conquistó el alba como conquistó
la bandera en Iwo Jima
tu soldado, corazón, verde
y extracorpóreo corazón.

la(bo)res

(La pala)
En la televisión
en media hora
se ve el final
de la segunda
guerra mundial
en media hora.
Hace 55 años y pico
que murieron 50 (¿por qué no cincuenta y cinco?)
millones de seres humanos
a manos de otros iguales.

(El pico)
1. No sé cómo aún quieres ser letal
para el ser vivo que te mira.
2. No sé cómo aún tienes valor
para cobrar dinero por un poema.
3. No sé cómo no deja paso
la vieja joven a la vieja anciana
en la cola de la caja
del super-mercado.
4. No sé cómo puedes juzgar
sin conocer.
5. No sé cómo puedes no poder
morir.

Hoy pagamos
hasta para morir fueron
dioses efectivamente
fueron ante-pasados
nuestros
lares.



Pala-dares

No hay mundo más amargo
que el que
de nuestras bocas nace.

Orbe

El silencio respira
las tumbas de las sienes.

Me pertenezco hasta donde
tus manos no llegan.
Todo lo demás es asunto tuyo.

En este mapa sin norte ni sur,
la última estación pronuncia
futuro el eterno estío.

Este mundo nace
tras cada pérdida.
Mientras más sabios,
más tristes somos.

Tuneamos esta juerga
que
insomnes nos hace.



Orbe I

Difícil acostarse a descansar.
Déjenme a solas,
soy el tribunal y la mentira,
el fiscal y la memoria,
déjenme a solas descansar
estos hombros inquietos
bajo el frío de la ventana
abierta déjenla a solas.
Mal-decir hasta que los oídos revienten,
el único asomo de duda
que me queda a solas
sin duda se despeja.

Orbe II

Carta reblandecida
sin palabras de vuelta
a estas manos de delantal.
Aquí,
en este tejido de fuerza y escape,
en estos azules cuadros entreverados
con rosadas vetas de carne
está todo lo que nos interesa,
ahí,
en ese bolsillo cabe,
en nuestro pequeño hueco
puro, virgen y casto
bolsillo lleno de nada.

Orbe III

Me seco las manos
sin habérmelas mojado.
El agua fría combate.
La esfinge renació
al frío lo hecho doy
por terminado.

Traban la lengua los dientes
que crecieron
asomados a la espalda.
Este perpetuo socorro
viste camisón de monje
que da lo hecho por terminado.

La calma vacía de preámbulos
y de asociadas huellas
al lento naufragio de la barca
sobre el agua que da
lo hecho porque se ahoga.

Orbe IV

El león y el gato, amerindios,
conforman idea de ventaja,
como si el gato no supiera,
que no sabe pero acierta,
que su boca hace mella
de león en el ratón.
Son universos infranqueables,
dicen. Universos paralelos.

Orbe V

Ando o nado cosiendo
hurtadillas a las palabras.
Se amontonan en el canal
de mi cuello se asoman
al pretil de mi hombro
iluminan con la salvaje
honestidad a contraluz
clavan su mirada, ora,
y oran, en la tela de seda,
mudas de asombro,
ora en el perfil de mi barbilla,
y rezan por
si la detonación batiente
de que su momento llega,
se aviene a la costura,
pronunciando
tejido de mis neuronas.
Se ensimisman esas
prendas del agua
asomadas
a los hipocampos
que traman las hebras.
Recuerdan el mar:
Un oído que brama.

*

martes, 9 de diciembre de 2014

Un ramo de lilas que me ha regalado Manny

Habituados a casi solo dar en la vida con personas que, tal como coloquialmente nombramos, solo nos complican la existencia, cuando la "facilidad" considera el momento oportuno de regalarnos con su presencia en nuestro tiempo, nos emocionamos hasta límites insospechados. Hay que estar preparados para cualquier tipo de suceso que nos acontezca, pero sobre todo para reconocer que la felicidad que podemos sentir en determinados momentos, viene provocada por la aparición de seres humanos muy concretos en nuestra existencia. Algo así me sucedió al conocer a Manny, el poeta miamense Manuel A. López. Algo así me sucedió cuando un buen día y sin esperarlo apareció por Sevilla, algo así me sucedió cuando ayer me obsequió con este homenaje en su casa internaútica.
Él no lo sabe, pero las lilas, esas florescencias del mismo nombre que mi color predilecto, esas diminutos botoncitos abiertos en pétalos de color lila de los que provienen el perfume que durante décadas ha sido el que me ha identificado, son mis flores preferidas. Muchas gracias, querido Manny, por ese ramo de alegrías que tu persona me ha regalado.

(Leer, y ver, AQUÍ)

jueves, 4 de diciembre de 2014

Un poema de "Los parasoles de Afrodita"

AQUÍ


Doméstica poesía

Las telarañas neuronales hacen más por el olvido
que cualquier viento huracanado.
La aspiradora de mis sienes
absorben el polvo: más agua y luz,
brota el verde.
Paz del suelo por el que camino
quebrando el aire
ando quebrando
como ente relativo
entre las formas y las alquimias.

Esta ristra de ajos colgada
del amanecer del cuero
con veinte años vivo
sin dudas vertió sobre el papel
herida, cuchilla y sueño,
el más común abandono humano
a toda bestia,
a toda máquina más el viento en popa
a todo trapo.
Los románticos ingleses me lo advirtieron:
procura y arrima poesía.

De aquel baile a este cansancio
adquiero carta de mareantes.
Pies ahítos de yerbas
pies lúcidos de cristales,
pies ya descalzos prestos
a transformarse en pies alados.

(De "Los parasoles de Afrodita". Baile del Sol, 2013.)

jueves, 13 de marzo de 2014

Que vuelvan los lilas (con fotografía)

Hay verboluces que tardan en componerse años (foto de hace pocos días, poema del 2010)





Que vuelvan los lilas

Como las lilas de ultramar.
Así me posé sobre la yerba
cercana a tu estanque,
convertí cañas en siringas
hasta inundarte
de ti. Canto y taño.
En honor de las letras me hago sangre,
despedazo cada labio por ver
si al nombrarlas consigo oír
el descanso. Anhelo el otoño
sin que haya nacido el verano.
¿Y si me dejas en reposo?
No morirás aunque duerma,
la luz se hace luz sin el tiempo:
hay algo más.
En el vacío interestelar
coexiste la anti-materia,
¿por qué yo no puedo auto-extinguirme?
Ser capaz de perpetrar deicidio
contra estas cansadas manos,
estos pesados brazos más tuyos
que míos: deja que duerman.
Al parecer, sólo el aire me mantiene
viva, ventana y lumbre,
al parecer, el sonido no ondea
sobre el agua, puerta y límites.
Al parecer, los lilos florecen
sólo una vez al año.

¿Qué tal si me permites apoyar la cabeza
aunque sea en la nube de espinas?
Ahuyentarme. Dejarme en paz de mí.
Auto-ventilarme en un sol,
en una punta,
en un nítido y exento atisbo
del negro sobre el blanco:
¡Puff!, y permitir...
No ser.
Auto-inhibirme en el altar
de las lilas abiertas a lo que sea.

Al blanco.

(De Los parasoles de Afrodita. Baile del sol, 2013)

martes, 11 de marzo de 2014

Aria de Afrodita, de "Los parasoles de Afrodita" (audio)


Del libro Los parasoles de Afrodita (Baile del sol, 2013), el poema titulado "Aria de Afrodita" (disculpas por algún tropezón a la hora de recitarlo).

A 500px subiré ahora una fotografía que sin querer se me ha relacionado con él. Las cosas de la poesía...




sábado, 28 de diciembre de 2013

"Los parasoles de Afrodita " en twitter

Una alegría para la que suscribe, doble, triple, y hasta cuádruple: No sé quién es Hermano Humano, (un perfil de contacto en twitter), ni tampoco su amiga, ni mucho menos, el marido de la misma.



viernes, 20 de diciembre de 2013

La nuit tombe / Cae la noche

La nuit tombe

Aujourd'hui j'ouvrirai le jardin à voix basse depuis mes mains.
Je gâte l'air docile d'aromes
chauds de couche nocturne
récemment concédés au frais du matin.
Le poème se dépose dans la douceur
de tes bouts reflets
de l'autre baiser
de mon haleine
à tes doigts, extensions terminales
de ton centre
que tu habites
dans mon centre
tu construis ta haute tour,
seigneur de tes domaines,
soleil de midi.

Je mange mes ongles et mon estomac:
Ai-je faim?
J'ai une pensée qui descend
à travers du fil de fer qui soutient,
seulement un fil de cuivre,
ma poitrine sur le précipice
de l'horizon coloré
par manque de lumière.
La nuit tombe.
Aujourd'hui ce n'est plus maintenant mais
demain et les colombes dorment:
Le ciel tombe.

(Traducción de Robín García Saiz. "Cae la noche", poema perteneciente a "Los parasoles de Afrodita". Baile del Sol.  2013)

jueves, 12 de diciembre de 2013

Venus seule au soleil

(Traducción al francés del poema "Venus sola al sol" de Los parasoles de Afrodita. Baile del sol, 2013.)

Venus seule au soleil

V(i)en(s) us-ée mourir

Je vais naître
pour ne pas dormir.
Je vais m'étendre
pour ne pas mourir.
Je ne suis pas seulement lumière, Amour.
Je suis qui je suis sans fuyards,
je suis la fontaine que je consomme et donne au jour le jour,
depuis mes fosses nasales jusqu'à ma matrice
toujours pleine et briguante d'âme cultivatrice
et bombe coeur qui arrose
les cellules de sang et d'eau et de sels
de moi quand je t'extrais, nulle herbe, faible
arbre sans racine de part en part,
de semence imprenable,
de soleil semblable au sial éclairé
par les nifes répandus
qui chantèrent dans ma bouche à tes branches sèches
d'abandon, tant d'outrage sur la terre interne.

Je t'arrive si haut,
si haute je te recouvre et te fouille
de mes mains et de mon front
d'acier fondu en sang mère,
que comme Louveteau je m'intègre et me retourne
en celle qui sous-jacente en toute heure,
gravitationnelle en moi-même,
pleine et correspondente.

Pas avec un seul, mais avec les cinq mille millions.

Comme aurore, comme aurore.
Comme soir, comme soir.
Comme atmosphère dansant sur l'orbe
libre crépuscule, je suis aube libre et audace
en cette terre pleine de mémoire et de négligences,
si humaine, si chaude, si saumâtre
qu'elle te sort de tes sels,
et que tu sois proie des flammes, car tu es sec
et demi-divin déchu:
je me bats pour ce que tu n'approches jamais,
qui n'est pas fluer,
qui n'est pas des vers, c'est
arriver,
que je sors-sel seulement!,
sors-sel!,
cendre enivrée de vents marins
de vitesse de présence
quand ils ne sont pas absents.

J'aime seulement Ce qui bien sait me nommer.

(Robín García Saiz)




martes, 5 de noviembre de 2013

"Los parasoles de Afrodita" ya en la tienda de Baile del sol

Ahora más fácil, por si vuestro librero, o sea, su distribuidor) se hace renuente, y más barato. No depender de (otras tiendas online) conlleva sus ventajas.

AQUÍ se puede adquirir, en la propia tienda recién estrenada de la editorial.




domingo, 29 de septiembre de 2013

Poema "los parasoles de Afrodita" en vídeo

Se lo debo a algunos queridos amigos. Tómenlo como prueba. Los vídeos nunca han sido lo mío. Recitar tampoco, pero sí sé que tal como escribí "Los parasoles de Afrodita", sus poemas, son poemas también para recitar. Hay poesía para recitar y poesía para ser leída. Todos la que es para ser leída, no sirve para recitar. Además me persigue una insufrible vanidad, no soporto oír un poema escrito por mí sin el tono en el que lo escribí, ése que oigo cuando lo escribo. Por eso siempre pensé que a este libro le habría venido bien un dvd con grabaciones de audio (además de un dvd con sus fotografías, decenas). Le habría venido bien para cumplir con esa máxima que me persigue, la coherencia, la congruencia en el acto poético. Pero el mercado editorial es el mercado editorial, sus circunstancias, sus carencias y sus sobras. Nada que ver con la poesía, con lo que nace cuando se coge papel y lápiz, ordenador, fotografía, espíritu y grafos. Cosas de la costra dura de la nomenclatura (que, quién dice que no es también poesía).
(Disculpas por la mala calidad.)

Dejo abajo la letra del poema en sí.


Los parasoles de Afrodita

Ya llegaste, te has sentado ya.
Tengo tus ojos delante:
De su dorado vientre, el de Afrodita,
nacieron celestes parasoles,
sombrillas chinas que la diosa abrió
para cultivar mi piel con la nácar
y el humus de marino hechizo
arrojado sobre la ola que,
de vuelta y viene, conforma la marea
del sanguíneo mar de poniente:
¡Mar mío, mar lleno, mar
tan grande como yo misma!,
exclama la diosa rediviva
ignorante de su testicular
progenie, urania utopía
transformada por mor del viento
en conflagración de carne
sobre agua-sal y carne.

Gemiste en mis ojos: ¡Dame aire!
Gemiste en mi boca: agua blande
y piel para el cuántico cuerpo,
envoltura de este juguete polivalente
en el que me sumerges hasta contentar objeto
de los ritmos internos que manifiestan la eufonía,
venéreas transacciones, de las celestes esferas.
Amor, cueva clara a la sombra
de los chinos parasoles visitas.
No tu música, no tus brazos,
no tu centro; ni siquiera tus alas,
en el reitero de esta penumbra
de piel interna, hallarán ajado,
que ella misma regenera
a medida de las Eras.
Que sí, vuelan ya.

Urano,
hoy ya caes,
hoy ya retornas
por tus genitales.
Qué castrado te dejamos, ¡ay!
Ay, castrado, sí. Mas —te hablo al oído—,
recuerda,
sólo a sangre
tu carne engendró
lo más sagrado.
Ahora ya cayendo,
piensa,
podrás hacer
de la descendiente de tus gónadas
real
cayado.


lunes, 16 de septiembre de 2013

"Los parasoles de Afrodita" en Loca novelife

Hasta apuro me da utilizar la etiqueta con la que nombro estas entradas que se refieren a posibles reseñas o menciones en otros lugares cercanos o no cercanos. Porque ella, Elvira Rebollo, además de magnífica escritora, es una gran amiga, una buena amiga, y eso, ya sabemos lo difícil que es de encontrar en este mundillo de lo literario. Yo he tenido la suerte de dar con ella.
Y Los parasoles también. Gracias  a Elvira pude contactar con la editorial, Baile del sol, algo que llevaba persiguiendo como unos tres años.
Así que además de magnífica escritora y buena amiga, es ¡MECENAS! Porque hoy la labor de mecenazgo camina por otros andurriales que los meramente económicos, sobre todo, existiendo un medio como este que tanto ha posibilitado la extensión de la escritura.
Las editoriales se ven desbordadas y se cierran a la entrada de originales a cal y canto, se cierran a cal y canto y las subvencionadas contemplan cómo se les cierra el grifo de las subvenciones que, en un país como este, en el que hasta para intentar montar una empresa necesitas antes disponer de un montante elevado, son tan necesarias. Apañados estábamos, pero peor apañados estamos. Las no subvencionadas cierran, a menos que se mantengan por la actividad económica de otro calibre ( paralelo), las siguientes van camino de lo mismo. 
Así que, o compramos libros, o pronto veremos que no se podrá leer más que lo que por ahí vaya quedando, amén del perjuicio económico para una actividad tan necesaria, me repito, en un país como este.
Yo apuesto por la reconversión mental del sector, publicaciones bajo demanda. Solo de pensar que para resultar más o menos rentable a Baile del sol se deben vender unos 500 ejemplares de mi libro me entran mareos y taquicardias. Cuando leí el contrato, recuerdo que el último día a causa de avatares circunstanciales, me asusté. ¿Cómo leches va a poder vender mi nombre 500 ejemplares de un libro de poesía? Amén de dar con la persona más vergonzosa posible para autopromocionarse. Como me provoca sonrojo verlo en los demás, no lo quiero para mí, aunque en el fondo es envidia que siento porque los demás tengan esa capacidad que yo no tengo, saber dirimir, distanciar: ya he escrito el libro, ahora tengo que convertirme en un agente comercial.
Volverme del revés.
Responsable me siento como la que más, pero sé que soy incapaz. A menos que tenga excusas como esta que Elvira me puso en bandeja. Poder notificar aquí de corazón algo que, además, ha salido del corazón, algo verdadero.
Este es el enlace a lo que Elvira escribió en su blog en torno a Los parasoles de Afrodita:


Pero yo les dejo este otro también, 


Él dirige a la novela escrita por Elvira que Baile del sol publicó en 2011: Loca Novelife. Compradla.
Disfrutaréis. Y encima contribuiréis al mantenimiento de alguna estructura cultural en este país. Si los políticos no son capaces, algo habremos de hacer los ciudadanos. Lo que podamos.
 
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