viernes, 28 de febrero de 2014

La distancia

La distancia

Se es feliz con el despertar de la noche,
tan aletargado como un brote
de semillas tiernas, tan delicado,
soy feliz sin pensar en el sorbo de agua
que la sed nos necesita, tan dulce ella,
la sed, nos calma la sed
de venganza por haber nacidos
tan desviados del hemisferio celeste,
nos duele la aventura,
ah, tan torcidos somos, sólo
la imaginamos sin ser vista,
allá en el horizonte del mar
que reverbera como una bolsa de plástico blanco
que hubiera huido de algún buque
transportador de cereal:
tan gigantescos contenedores
de hambre para un hambre
tan humana y tan pequeña.

No cabe en la boca
la horizontal del cielo,
pero podemos hundir el barco
con nuestro dedo:

Somos tan solos
y tan grandes somos
los mismos.

jueves, 27 de febrero de 2014

Puesta de sol individual

Puesta de sol individual

a esa puesta de sol
aspiro, cuya mañana,
ya desdibujada, me depare
la lumbre del pacífico
despertar a la sombra
del árbol del amor
y sus rosas transparencias:
la muerte bajo sus flores,
mi negativo sobre la pared
amarilla y suelta
de un pensamiento sin luces,
de paz ataviada
y de nadie y nada.

A esa puesta
de sol des-
comunal muriente yo
a la luz del sol
que yendo yo
o él
me ilumine, exangües
él y yo.

Y solo tu suelo
vivo.





lunes, 24 de febrero de 2014

Lluvia

Llueve, de noche y de pronto. Salgo un momento y de pronto llueve. Y de pronto todo es sinónimo de victoria. La lluvia, el silencio, la noche. Llueve. Cae el cielo. Y con él, mi derrota.

viernes, 21 de febrero de 2014

La llamada

La llamada

Todos corrieron a experimentar el cielo azul,
pero los cabezos permanecieron
residiéndolos a todos.
Las venerables arrugas
de sus rostros no marcaron
la juventud que hoy
exultante encuentro
en tu ubérrimo contenido
de hombre lleno de agua
como los cabezos,
como los cabezos
sonrío
tan grandes
sus sienes y mi gozo.

hay que leer amor y sentir dolor,
pensar alegría y escribir amor.

y ellos, amorosamente plegados,
duermen ya plácidos
con su frente
al mar y a la brisa.

La luna los ilumina.

Los veo sonreír.

Y me llama.

jueves, 20 de febrero de 2014

Juveniles luces

Juveniles luces
la poesía es, está y se hace sola.

Un día en blanco, de registro
blanco en la dosis de arena
cuyas señales borra el mar,
así.
por-
que
qué
importan,
nadan
los brazos fuertes
y la fe
de una frente
que beso.

Al final
(y al principio),
leer nuestra vida,
porque esa es la memoria.
El presente.

Destilar juvenales
y juveniles luces.

martes, 18 de febrero de 2014

La misma

La misma (a mi cicatriz)

soy una urraca adquirida
en el mercadillo de la alfalfa,
pasean los sombreros
de paja, sólo me visto
de desnuda mies
aunque de azul o negro me pinten,
una brizna de yerba seca
en la arena que conquista dunas
donde entierro mis cuatro ruedas,
las avenidas de asfalto
se hicieron para los caballos
con la herradura en su flanco.
llega la furgoneta como llega
el vendedor de camarones
como llega el domingo alegrando
mis oídos.


Pero nunca me gustaron
sus plurales,
ni la ferretería fue
mi buena compañía,
el hierro cayó sobre mi nariz,
cicatriz tantos años vista
de vieja y estúpida suerte
montada bajo la tienda
o la campaña que averigua
y pesquisa, inocente
ligera y turba y hulla
y miel de tus ojos de
durmiente
antes
alegre
niña.

viernes, 14 de febrero de 2014

Paisaje para un sueño

Paisaje para un sueño

pocos hombres
en aquel tiempo de la rueda
y la desventaja.
Los que nadaron
atusaban la arena
mecida sobre las olas,
es la orilla, se transparenta
el agua bajo sus manos.
Ninguno hubo, apenas, que lograran
hacer brotar el romero, el tomillo,
que también crecía por aquellos parajes,
¡el cantueso!,
tan malva y lila como
los cabezos amarillos
cuando se hacía la noche.
la noche curva como los cabezos,
la noche guinda o fruta
o fruto rojo,
la noche nido de tanto
sueño
caliente
recogido
entre cuatro lonas azules
y mis brazos.
Ese merecido y seguro
abrigo que sólo el amor
procura. la noche,
la noche violeta
y después azul oscura,
la nana del mar,
el cansancio que reposa
extendido a la luz
sobre la frente
abierta.

Porque el mar nunca es de color negro
si el hombre no se alquitrana.
O lo ennegrecen.

miércoles, 12 de febrero de 2014

La sonrisa del cangrejo

La sonrisa del cangrejo

se engullen abisales
cada paso dado cada paso,
cada paso más lejos, cada paso
un solo hacia atrás, hacia atrás

sentencias y gravámenes
en la cota del cuartel
de la senda que llega
a la playa a las rocas
y las horcas
de los cangrejos:
cada paso dado,
un menos cerca
boca aplastada,
una herida más llena.
cada pico cada paso de lado,
cada paso más lejos, un paso
de vuelta en este fallo
de guarda y estorbo
impasible de cuanto desea
la orilla y el cangrejo le quita,
le roba, la imita
cada paso dado
un menos cerca
a su lado, cada nieve desecha
un plomo de lado,
cada paso, cada paso, cada paso
uno hacia atrás la orilla
me ha echado encima
la tonelada de tierra
que me sujeta
en esta torpe entrevista
con las rocas y la arena mojada
que pegajosa e inútil
soporta el peso
de tanta mole engolada
giran los cabezos
su curva se asoman
al circo revuelto
de mi está-día

con mis pinzas y un inequívoco
gesto de curioso abandono
el cangrejo me sonríe
con sus patas aviesas,

nada podía decirme
nada podía decirme
nada podía decirme.

martes, 11 de febrero de 2014

El primer amor

Para los que presentimos no hay mayor dolor que el no saber. Mienten y yo misma miento cuando afirmo que el conocimiento conlleva el dolor. Es cierto que si se sabe o se llega a conocer, la verdad suele darnos un bofetón. Pero solo si hemos vivido engañados por nuestras mismas mentiras. La verdad solo tiene el color del bien y el conocer es el motor de su alimento. Solo hay una, pero no es escasa sino generosa. Sin embargo, es desdeñada por la mayoría. Pobre y sola verdad, tan sola, ay, tan sola... Cuando es el único consuelo, la paz de vida, el amor a nosotros mismos.  El primer amor. El más importante.

domingo, 9 de febrero de 2014

Pacífico

Pacífico

Semejante estampido de viento
hastiado de sí y hasta de mí.

Me gobierna sin clemencia
la última retirada de las olas.
El subsuelo caliente regurgita
los vapores húmedos y calientes
desde las entrañas de la tierra,
mi tierra, mi tierra, mi cable
a la deriva te cedo
la última marea fecundará
tu rostro de paz y alivio.

Las sonoras olas mesarán
tus ingles, la muerte del viento
abandonará toda linde
entre tú y yo entre tú
y yo crecerá el vergel
que el océano concede
cuando se recoge el armiño:
el valle, tan generoso,
brindará la copa
de la paz que no sé
si quiero beber si no sé
aún si está en tu frente
esa paz o la mía
o en la flor una
y roja.

viernes, 7 de febrero de 2014

Primitiva

Primitiva

Me queda poco sobre que pensar,
un solsticio de animosos cantores
se apiña en torno a las manos
rezadoras, orantes a salvo
de la nieve que golpea
desde el abeto solo
en algunos países del norte.
Serpentean
el cuervo y la herida.

nematodos, Némesis,
frenólogos y otras lindes.

efectivamente nos quedan cuatro días.
efusivamente andan inquietos
a ese lado del mundo
los expatriados como tú y yo
quedamos solos
ante el vecino
que no se movió, no se mutó
en zíngara salvaje y tierna
del zaguán de su puerta.
y me entrenaré en sonsacarte la herida
hasta que no quede más
que albas puntas de un doméstico
desaire de geometrías
apestantes, volutas de la radioesfera
que suministran tus cabildos gozos,
esos que la penumbra sostiene
sobre mi cabeza para no destocarte,
para que siempre acontezcas
aunque yo ya muera,
aunque tú ya mueras
o ambos muramos
ojo a ojo, diente a diente,
de rabo a cola en el otro descabello,
el de las pieles rojas
y verdes.

Descombatir el desvío hueco
y absoluto dejamen
de las cosas.
Denostar aunque no te rías,
perpetrar y subsumir,
contrincar.

En rojo y verde me siento
sobre la tierra, me hundo
en el barro y camino a cuatro
suelas o lados que vuelan alto.
No necesito padres para sostenerme,
me basta el duro suelo
de tu mente y el tierno vello
de tu brazo que enciende el sol,
tú, fuliginoso hombre cuadrado
con verde nuca transparente,
eres mi auténtico amor,
con todo los inconvenientes
de mi verdadero amor,
incluido el desgarro
de mi roja pulpa.

Los goces, para los civilizados.

miércoles, 5 de febrero de 2014

Nuevo hombre en la cruz

Nuevo hombre en la cruz


Verte en verde puro quisiera
ausente de tus férreas estampidas,
lenta en un segundo presiento
tiempo al sol de ese tulipán equivalente
que me llama, me pregunta, me requiere:
¿Por qué?, ¿por qué no bebes?
Y tus manos amasando espinas.
Como ya no se te clavan…

Al verde quiero sostenerte:
Flamearás sucediendo en el vacío
hasta que el celo mudo
de tu viento, si es que mientes,
se haga hueco en la cruz de tu pecho.
Y entonces se abrirá el cuero herrumbroso.
Y el manantial borboteará
de las cuatro paredes de tus brazos.
Y el sol del aullido iluminará
las doradas clavijas como si fueran
brotes verdes: verte
como si no te hubieras zanjado.
El campo de cuerdas de hierro
tronará en rasgueo salvaje
de tu boca que reirá llagando
el aire que hoy permanece ileso…
Como muro, como vano
a la muerte en la que tañes
preso de esa cruz en la que te clavas,
que ya no sé,
yo no sé,
no sé
con qué manos apuntalas
esos clavos a tus palmas.

Hombre de cuatro brazos,
mutante de esta tierra
morada por la espada de tu arado,
que me llama, me demanda, me pregunta
de qué te sirve ya ese par de alas.

martes, 4 de febrero de 2014

Papá estado

Papá estado

Tengo que trabajar,
¿me echan una mano?
Las fuerzas eternas se desgastan
con vuestra mera presencia
donde no deberíais estar,
cada cual con su mentira,
cada cual con su hipócrita miseria,
cada cual con su nula vergüenza
o conciencia de corderos.
mejor de cabritos:
ninguno somos inocentes
—¿qué hago aquí?—...
Pero a todos los que habéis pasado
por delante mía os distingue una medalla,
la de corcho, la de humo, la de aire...
Salvo a esa muchacha
a la que le dolía la costura en su vagina
por su reciente maternidad mientras
que ninguno de vosotros,
¡parados, terquísimos parados!,
os levantasteis para ofrecerle
vuestro asiento re-caliente.

Vuestro el dinero de la prestación,
vuestra la culpa si ella tiene que volver al hospital.
Lo pagaréis con vuestra propia asignación.

Me da igual que digáis que paséis hambre:
no me lo creo. Habéis tenido la oportunidad
de alimentaros y no habéis querido hacerlo.
Habéis querido pasar por el aro
de papá estado a costa del dolor.

Ella no necesitaba un papá.
Ya su hijo lo tenía.

Vosotros sí: al tirano,
al sin nombre.

No debe extrañaros
que os llame bastardos.


lunes, 3 de febrero de 2014

Pro-vocadora

Pro-vocadora

Atrapas y tiestos que lanzas
aun con el viento ajando
rosas
y devolviendo
vida infranqueable.
Pro-bocadora.

¿Qué coyuntura habilitas
que administra vía extinta
para los dulces sabores,
la mecánica suerte
por la que siempre
de la horca
pendes,
con la condena de frente
y el juicio terciado
en la mitad de unas espaldas
a oscuras?
¿Qué tornillo desenroscas?
¿Qué relé desinhibes?
¿Qué bravo y soldado
a tus meninges puerto
te abriga cuando la noche,
urge la noche bogando
caída tras caída sobre la ola,
ya no te corteja
ni en la blanca cama?

navego bajo mares de hojaldrada
melancolía, capa sobre capa
apisonan cada músculo contracto
cerrando los párpados del aire.
Pero no la boca
no la boca
la boca no
amarga.

domingo, 2 de febrero de 2014

anselmiana

anselmiana

de creer solo querría creer
en un solo dios sin figura
ni nombre poder
arrodillarme,
entrelazar mis manos
en ademán suplicante
y espetarte,
dios, dios
mío,
por qué no puedo
creer en ti si a ti te pregunto
el motivo,
¿cómo no existes?

A la sombra del cañizo

A la sombra del cañizo
Me ha cegado la ilusión de verte vivo

Despampanante como un brillo
de cristales en la ladera
litoral de los cabezos amarillos
donde la antena de los cohetes
allá tras los pinos verdes,
los pinos, siempre los pinos
verdes y turgentes como nubes
de floresta oliendo a resina
también verde.
allá se te vio brillar.

Después supe del campo
de experimentación antitecnológica.
Construían transistores
cada vez más pequeños,
cientos por miles
las agujas de los pinos
caen tejiendo la alfombra
que endurecía la blanca
arena de los caminos
por millares de granos
cuadrados y perdidos
de sí como tú,
procesionaria de mi embarazo,
quién te ha visto y quién te ve,
general en armas del ejército
de las voces, quién puede creer
que tras de ti avanza pensativo
el perfecto hombre cuadrado
amante de las luces
y algún seguro estío
de sombra:
el cañizo nevado
de desconsuelo
se desvencija
fuera de sitio,
fuera de tiempo.

Y el bar sólo sirve
para beber y para recordar
cómo se pudren las sillas de anea.
 
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