jueves, 20 de marzo de 2014

El ocaso de los dioses

El ocaso de los dioses

Separado en semántica sección
de tu abrupto y cavernícola segmento,
huyes de las palabras
de tu misma osamenta,
y así, cuando desbrozas, queda
al desnudo tu abuso sobre escleróticas
sanciones, los argumentos solapados
con grapas de cobre, tu venérea boca
no articula el son con lo que te corroe,
te desarma.
Pobre hombre muerto de sí.

El mundo se deshace y tú das
oídos a la música.
Se te han adherido a la piel todas
las mieles posibles a ellas
las moscas y las pupilas azules
te señalan con bajeza de contrabajo
desafinado por el tiempo que hacía
que tus dedos no acariciaban
los tendones del hueco,
la caja de resonancia sirvió de nido
a los ratones y ahora las pavesas
de las bolsas de plástico
se esparcen cayendo
de tu estómago
a tus manos,
a tus manos que miran
a tus manos que te hunden.
Y nieva tras tu ventana en pleno mayo.

Qué pena de música fatua.
nunca sabrá que ya no concluye
ni el día atardece
la caída de tus párpados,
tanto echármela a la espalda
está arrasando con la belleza
de las puestas de sol,
allí, a media tarde,
cuando la montaña las impedía,
donde yo era infeliz
como tú, pobre hombre muerto
de hambre de gloria de amor
que no te devuelven.

2 comentarios:

  1. A veces, Sofía, tu Poesía me irrita - Alansía; Edgarsía que se desborda y no es harmónica. Ni guitarra- por lo que sólo tengo ganas de decirte esto , en inglés , la lengua ingratamente bella, que me duele porque somos españoles y lo reivindicamos y tanto nos dejemos perdido por allí. Y que el tiro les salga por la culata a los catalanes insolidarios a la vez que tristemente locos, excéntricos que se suicidan y nos suicidan, de iniciar esta perversa reacción en cadena para implosionar a España en vil pedazos. Pensar que es mi ex compañera, que vino delas afueras nórdicas para constituir a Bildu, la autora de todo ello, que mentirá que yo lo autoricé, porque cuando no sabía yo quién yo era ni dónde estaba yo ni que controlaban mi cerebro; otros ; no yo; apoyaban la independencia de los países excentrados y la revolución totalitaria y triste y atroz y sirenal como los cantos que a Ulises no permitían el reencuentro consigo mismo, la regresión a la normal Galtoniana; universal, mejor dicho. Me quedan dos meses escasos de dinares absolutos en la caja de ahorros; puesto que desde abril ya no me dan la subsistencia económica que paliaba a mi pobreza. Me cortarán la luz artifical -ya sé lo que es, ya me lo hicieron una vez por no tener dinero, en el tan democrático y desbordante y rico país vasco- quizás también el agua y no tendré dentro de 50 serios días ni para comprar comida subsistente; pero estoy tan profundamente triste por lo de la locura incurable catalana que no me importa el terrible mal tiempo que se me echa encima.¡ Fuck off !

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