miércoles, 31 de julio de 2013

Solenostemon I

Solenostemon I

De qué querré yo hablar
que no seas tú.
Para qué nací sino
es hablar de ti.
Por qué acataré sino
es para verte venir
bajo tu camello de estrellas.

un hombre se sitúa en la esquina
opuesta del universo
—es cuadrado, como nosotros—,
habituados a su soliloquio
no lo oímos. Las sienes
se nos abren y nos nacen
agallas sin blindaje:

Bucearemos a pulmón
abierto y libre a-
las sales del
océano
con su efervescente molestia
y superaremos el escozor
de la huella indeleble del atisbo
del centro de la coraza imantada
antes de que naciéramos
sobre este colchón de muelles
herrumbrosos y chirriantes
vértices de la materia
en su aposentadero provisional
camino de la vía de la muerte
en el otro
aire,
sol
en el cuadrado y un nombre
vigoroso y húmedo para las plantas
de nuestro pies
que se posan como plantígradas
osas en la vertiente arenosa
del paraíso en la Tierra.
nuestra labor de humans, baby,
concita esmeraldas fúlgidas,
minas de carbón sellado, conmiseración
traducida en el borde (borde, afuera)
de la envidia nauseabunda, el miedo
feroz y horror vacui en nuestro hemisferio
celeste, qué más, qué más quieres, bendito
hermano que tu hermano a tu lado
y sus ojos respondiéndote
como centelleantes mansardas
donde puedes descansar tus miembros
y tu corazón blando de hombre sin medusa,
sin fehaciente sortilegio
porque piedra jamás podrás ya ser, ni siquiera
habitante de una tierra
media.

me claudiqué,
quise cerrar,
cerré. me olvidé
de mí cantarás si grito
a toda voz de tu boca
no resuena sobre cada piedra la escarpada
lumbre, y la cordillera, ya la ves,
cómo se dobla y se extiende a tus pies
adorándote, hombre mío,
¡yo misma hombre!,
yo mismo cordillera…

llorarte me fue regalado
airear tus sales, orear
la flama de tu apéndice
encendido, reventar
en el orgasmo de luces
que al universo deja ciego,
tu abrazo de amor entendiendo
tu miseria de átomo moribundo,
qué digo átomo, quant, ni atisbo
bendecimos, mas sólo
nos tenemos
a nosotros.

amén.

(alguna ligera variación ha sufrido con respecto a la versión publicada en "Signos cantores", nada sustancial. Acababa de escribirlo cuando cerré esa selección que me propuso Carmen Karin Aldrey para sacarla en la editorial de Belkis Cuza Malé, Linden Lane Press. Quise incluirlo como final de ese libro. Con él, sin embargo se inicia Solenostemon, el poemario al que pertenece y que en estos días he comenzado a corregir.)

domingo, 28 de julio de 2013

SER-LO

SER-LO

una ciudad completa
se vacía en las manos de la tierra,
en sus costas y en sus valles,
en las laderas de las montañas
jugando a ser niña o tal vez
obús que desvincula a la roca
de su magma y su raíz
permanece siempre activa
horadando. Mensajes que el mar
nos trae a la vez que culmina
su paso. Porque el mar
acaece y se sucede, pasea
contemplando cómo
la marea se le viene encima,
y hubo un día
en que dejó de ser
dios para ser
nuestra cloaca,
¿y no, no significa
eso ser dios,
ser-Lo?

EL PP, RAJOY Y LA CONTRA-ÉTICA

Los odio, con toda mi alma y mi corazón. No sólo han sido capaces de quitarle la alegría a este país sino también de llevar la tristeza y el dolor hasta sus máximas consecuencias. Y siguen. El PP, la derecha, la puta derecha española, llevada al poder, ¡por tantos españoles! Por activa y por pasiva. Inocentes, inocentes esos españoles. Ignorantes, la mayoría. Indecentes, muchos. MUCHOS. Y siguen, y siguen, y siguen. Provocando dolor, y provocando dolor irreparable de por vida, sin consuelo.
Si equivocarse puede resultar fatal, pero humano, peor es decir, ¡yo no he sido! Humano, sí, pero indignante. Resumen en sí mismos la contra-ética. NO demonizo. Son humanos. Humanos con poderes que les han sido otorgados.
Ya es la segunda vez. Galicia, desastre, tragedia y PP, y Rajoy. RAJOY ¿Hasta cuándo?
Hasta cuándo vais, sí, VAIS, a seguir permitiendo que ellos NOS GOBIERNEN.

martes, 23 de julio de 2013

Los parasoles de Afrodita ya bailan con el sol


 (Baile del sol, 2013)

(Por cierto, salgo para el campo hasta el domingo. Allí nacieron, allí se abrieron los parasoles por primera vez un año de 2006, desde allí arrancó este libro en abril de 2010. Acaban de llegarme. Afrodita es sabia, Afrodita es Poesía.)

Prosificar

Prosificar

Aún no estoy preparada para escribir en prosa. O hace tiempo que la dejé atrás, no sé bien.
La “cosificación” que implica la prosa, la ralentización en el pensamiento para acoplarlo al discurso escrito me impide dar el salto, hay un escalón más allá que la escritura de la poesía me proporciona, un lugar en paz. La prosa no me permite llegar a él. Es como si mis ruedas patinaran, se recrearan en el barro sin llegar a ningún lado.
Allá por los 20 años recuerdo que comencé una novela, cuando iba por el segundo capítulo tuve que pararla, terminaba llorando por percibir lo que sentía el protagonista, un varón, inventado más o menos. Y de ahí no paso. Escribir prosa lo comparo al hecho de escuchar música, me “relata” las emociones, no consigo traspasar el umbral, tan sólo me quedo, con-mocionada en uno espacio anterior. Tal vez mi propia psicología demasiado empática (sin que esto lo nombre como virtud, la virtud está en saber cuidar de uno mismo, en hacer fácil la vida a tus seres queridos) se riñe con ella. Escribir poesía me permite como una racionalización, como un si no escribiera yo, una especie de “alejamiento”, la conceptualización, la liberalidad en el hecho de las expresiones verbales (ausencia de explicación), la abstracción, me abocan hacia ese espacio que necesito para poder vivir en paz sin dejar de percibir o vivir. Esto me otorga conocimiento, mis ruedas avanzan. La prosa se queda aquí.
La prosa es discursiva, la misma palabra la delata, dis-curso, rompe el curso, o lo frena, que conceptualmente es lo mismo; aunque no el que entendemos como lógico o racional, a simple vista, sí detiene el otro, el que yo entiendo como verdadero, el “curso” del río sin sombra ni cauce de Canto para esta era.
Actualmente, no me interesa la prosa a no ser en su vertiente ensayística. Ni escribirla, ni casi leerla (tras Proust, nada).
Aunque sé bien que lo que no cuente yo, no será relatado por otro.

lunes, 22 de julio de 2013

Habitante

Habitante

Se aclimatarán,
nos aclimataremos
al cambio brusco
de la vuelta de su curva
y la sien.
Es una esfera menos redonda,
pero su pabellón matizado
ondea los colores de la utopía.
El cieno y el negro blando,
la metamorfosis que sufre
la huella de su redonda efigie
de planeta invertido,
pues, ¿a quién se le ocurre
diseñar una figura convexa
para posarnos a todos sobre ella?
Mejor cóncava, así habríamos
cabido redundados geométricamente,
por cielo, las coronillas de los habitantes
de las antípodas, el sol iluminaría
la tierra desde los pies, el suelo
sería transparente y el mismo planeta
habría tenido que desarrollar
una fuerza centrípeta.

siempre en el límite
del nife nos posaríamos
sobre la de hoy atmósfera,
poblaríamos de pájaros
y nubes la densidad
del núcleo de ayer.

Si un mundo cambia,
si un planeta cambia,
¿por qué no yo?

domingo, 21 de julio de 2013

El pronunciamiento

El pronunciamiento

Estoy, y estar es recia
estancia de la tierra dura
bajo la blanda nalga
en la que se clava
mi picuda osamenta,
¿por qué articulas
sobre enhiestas subvenciones?
mas mi contrito parecer
nada tiene que decir
en este tipo de situaciones
tan tuyas, tan dadas
a la semántica de las acciones,
a la gobernanza fisionométrica,
la nomenclatura de tu rostro
ajado por la intemperancia
de los purgantes actos,
de los elementos vivos
como semovientes de todos
los inviernos aunque sople
el verano calmo entre tus dientes
silabeando arena y costra dulce
de sal marina y gruesa
adobando ciertos labios,
sonidos ciertos y sonrisa
cierta, certera alegría
y certeza de blanda ternura
que el pronunciamiento
de tu cuerpo me proporciona:
efigie de sanos huesos
y útiles palabras para el santo
nombre de tus nalgas.

de culo, cuesta abajo
y sin freno nos deslizamos
por el mar de lava ya tibia
y el barro blando y sereno.

jueves, 18 de julio de 2013

Las víctimas y mis dedos (seis eran seis)

(Hacía mucho tiempo que no escribía un poema así)

Las víctimas y mis dedos (seis eran seis)

Tras ciertos asomos
de dudas, mis dedos
se posan sapientes,
teclean las letras,
se erigen valientes,
recogen la riada,
la pausa, el censo,
la nube, la yerba,
el lamento lento
de la oriente tierra
blanca y extendida
sobre cuatro puntos
ordinales, mapa
de ningún ensueño.
mis dedos seducen,
mis dedos deducen,
mis dedos reducen
a plano, ordenan
y mandan, dirigen,
sentencian la muerte,
mis dedos verdugos
victiman mi mente,
rehén sin prejuicio,
sin norma y sin tabla,
bendice el destino
de tan blanca batalla:
aquí, el soldado,
ahí, el paciente,
y por todos lados
el aspa espectáculo
del cruento deseo:
llegar, lograr ser
seres siempre amados.

Un libro mío

Un libro mío

Me llamó primero por el nombre geográfico al que alude su título. Su portada me agradaba sobremanera. Al acercarme al contenido (reseña de la editorial), ya supe que no podía hacer otra cosa más que adquirirlo, así, adquirirlo, hacerlo libro mío, en mis manos, físico, y no cedido o prestado. Mío, como siempre he necesitado los libros.
Ayer lo pedí. Ha tardado un click de mundo. Esta mañana ha llegado.
Al abrirlo al azar ya me ha dado el primer aldabonazo, ¡resulta que soy atea!, y yo sin saberlo, siempre dudando de qué soy. Las reflexiones de Moreno Jurado en torno al ateísmo me han permitido nombrarme, incluirme por fin en algo. Tanto desaguisado hacen los usurpadores, los secuestradores de la palabra, de los conceptos. En el ateísmo también existen integristas, sí señor. Sino que entonces ya no son ateos.
Después lo he fotografiado, cuatro o cinco disparos. Al final el que me llena es el de una toma en horizontal, jamás he hecho una foto de libro en formato horizontal. Debe ser que me recuerda el mar. Debe serLo.
Mientras vuelco y abro los disparos en el ordenador, vuelvo a abrir el libro por donde él diga. “He vuelto a ver a la camarina”, él habla, y continúa especificando dónde: la cuesta de Maneli. Entonces ha sobrevenido el borboteo en mi interior, ese que no me espero, ése que, ante mi mismo asombro, rompe en lágrimas, una emoción de reconquista.
Por la cuesta de Maneli se baja a la playa de (mis) Los cabezos amarillos.

Este año está siendo rico de dones y aciertos en nuevos libros, y, quizás, de otros asuntos.


Libro fotografiado: Cuadernos de un poeta en Mazagón. (Divagaciones sobre la arena). José Antonio Moreno Jurado. Baile del sol, 2013.

El primer poema del mundo

Toda sombra siempre transparentará el color predominante de su entorno, y triangulará entre la posición del sol, su árbol padre y el plano donde se proyecte para lograr ser fiel a los tres. La sombra es el sincretismo perfecto, porque es gris en entornos polícromos equitativos, sabe matizar. Porque en ella son posibles los matices, conduce al conocimiento. La luz es la Inhumana, como bien dijo Canto para esta era. La sombra, la Humana.
La sombra es la primera reducción al plano de nuestro mundo de cuatro dimensiones. La sombra es la primera obra de arte, el primer poema del mundo.

miércoles, 17 de julio de 2013

Abisal



Abisal

Si creciera, vería
una boca enjaulada.
Quizá por eso mismo
no quiero mirar por encima
del hombro, o no sé,
me resulta ajeno, no tuyo,
desentrañablemente
oblicuo, propio de los dioses
malignos, yo y mi versión
de ti, qué ingenuos páramos
tan llanos. ¡Y tan libres!

Sol naciente

Sol naciente
(la ley del mínimo esfuerzo)

si hubiera pernoctado
el imperio de los ojos limpios
habría dado el vuelco,
los ojos llenos de aire fresco
y luz desentonarían con el resto
del paisaje matutino y la soledad
de la calle se habría interrumpido
con el atasco de automóviles
sanciones sobre la suerte.
La habitual correspondencia
o justicia del agua y la fuente
habrían muerto in fraganti
sorprendidas por la quietud.
No me abarco —ama el agua
el aire—, mas dibujo tu perfil
inasible de manos
para qué os quiero
si eres invisible e intocable
por unos órganos tan poco dados
por nadie. O sólo algunos,
mínimamente algunos.

De ciertas delicias, el compás
de tu oriente sobre el fresco
amanecer de verano
sol-dado a ciertas flores
que practico.

vengan ustedes a dormir
cuando yo me despierto
lozano y rojo
como un manojo
de madreyerbas verdes y dulces.
Japón me autorizó a prevenirme
en verte y no verte venir
en el lucernario
de tu presencia, Tierra azul.

martes, 16 de julio de 2013

Barrunto de luz

La palabra de la no palabra, esa es la esencia de la poesía. Lo que persigue a todo poeta cuando coge papel y lápiz o lo que al menos a mí me impulsa a escribir o me ha impulsado hasta ahora, transmitir lo inefable, lo que es un contrasentido en sí mismo. Esa es la paradoja de la poesía verbal y, concretamente, su paradoja a estas alturas de la historia de la expresión verbal poética y escrita (si digo “historia”, debería eliminar lo de “escrita”).
Abrir la boca y lograr el balbuceo es el fin último de todo poeta.
Ahora bien, los caminos, el camino devendrá en una serie de frutos, los poemas, que llegarán al otro, trasmitirán evocaciones y evocarán, volvemos a lo mismo, dirán sin decir, algo similar a la palabra de la no palabra.
Romper la costra, se abre el brocal, mana el pozo justo en ese instante/lugar cerebral en el que la mente humana percibe la inutilidad de un código creado por ella misma para hacer transmisible desde un interior de-mente hacia un exterior. Ese es el arranque poético, ese es el principio de toda palabra poética.
La poesía es la expresión de una especie de paralización del sistema neuronal ante el hecho de la palabra en sí, el barrunto de luz se encuentra ya en su lugar en cuanto queda oculto, y justo en esta paradoja, nace la palabra poética.

lunes, 15 de julio de 2013

heliocéntrica (rihanna)

heliocéntrica (rihanna)

la pro-visionalidad es la esencia de la poesía.

comen muchos, pocos
abren la boca
atorando el aire
desnivelando el parapléjico volumen.
Esperan las risotadas
del sol valiente
o tenebroso
acostumbrado ya
a tantas tormentas
el sol-dado

como dan de sí
o de vos las protuberancias
de sus alas kamikaces
que se extinguen en el vacío,
se soflaman inherentes
llama(ra)das al orden,
al final,
el sol
y yo
somos astros
con un hueco de plexo
solar cuasi céntrico
sentido de estrellas
que se incineran
a lo bonzo,
autoconsumiéndose.

domingo, 14 de julio de 2013

La bañista

La bañista

Solitarias magníficas,
Su cetro es la invisibilidad.
Y yo me presento.

Hoy he contado al revés del doce al dos
Sin viceversa, un afilado panorama
No sé si Everest o truncadas letras
Dispuestas en cordillera náutica
De desmesurada altitud para estas uñas
Amnióticas, galopantes, circuncisas,
Asomadas a la pendiente azul
De los haberes y de la respuesta
Sin pregunta o vejez.

Ando abriendo evacuatorios
Por si las gigantescas medusas
Llegan a sedimentarse en la orilla.
Siempre sentí pesar
Al verlas tan amistosamente transparentes,
Sin agua donde poder morir
Salvo la suya interna.

Sin embargo, no deseo
Su compañía mientras
Yo me baño, o me ausento, quizás.

Los escritores estamos discriminados, Edith Checa dixit

Independientemente de mi aversión al hecho del concurso porque como tal acto  plantea la competición en una realidad que no lo admite "per se", el Arte, no puedo estar más de acuerdo con las palabras de Edith Checa. Por ello comparto públicamente su correo.




Los escritores estamos discriminados, es injusto

Estoy cansada, harta, de que a los escritores nos discriminen en los certámenes, en los concursos literarios. En todos pone lo mismo, que el poemario, la novela, el cuento etc. no haya sido premiado en otros concursos, y nos obligan a jurar por escrito que la obra no ha sido premiada y que no está pendiente de otro premio. Es decir, que si escribes una novela y la presentas a un premio no puedes presentarla a ninguno más hasta que no se falle el primer premio. Como suelen tardar seis meses en fallar, he calculado que una novela sólo puedes presentarla a dos premios al año. Todo bajo juramento. Entonces decides presentar una novela a un premio, escribes el juramento y lo mandas, pero a un premio modesto porque los grandes están medio amañados todos, y lo ganas, te dan 300 euros y NO te la publican porque esas son las bases del premio. Esa novela jamás podrás presentarla a otros premios, nunca, porque está prohibido en todas las bases de los certámenes literarios. La metes en un cajón y te olvidas de ella. ¿Por qué? ¿Por qué? Las películas por ejemplo pueden presentarse a todos los premios que les dé la gana y cuantos más premios obtengan mejor. Por ejemplo Blancanieves de Pablo Berger. Fue presentada a 10 certámenes diferentes y ganó 34 premios. ¿Por qué nuestras novelas, poemarios, libros infantiles o relatos no podemos presentarlos a diez premios y ganar todos los que sea posible hasta que alguien nos publique el libro?
Si estás de acuerdo con mi queja, comparte esto para que los convocantes de premios se enteren.
EJEMPLO:
PREMIOS DE LA PELÍCULA “BLANCANIEVES” DE PABLO BERGER
Festival Internacional de Cine de San Sebastián: 2 premios
XXVII edición de los Premios Goya: 10 premios
LV edición de los Premios Ariel: 1 premio
Medallas del Círculo de Escritores Cinematográficos: 8 premios
XXII Premios de la Unión de Actores: 1 premio
Premios Sant Jordi: 1 premio
Premio Cinematográfico José María Forqué: 2 premios
Premios ACE (Nueva York): 3 premios
Premios Gaudí: 4 premios
Fotogramas de Plata: 2 premios

Edith Checa

viernes, 12 de julio de 2013

Petr-óleo

Petr-óleo

Guardo un secreto
con un acebuche dentro
lo injerto con esquejes
de olivo gordal y grueso
el tronco tan joven
se extingue ante las hojas
para dar paso a perlas
de aceite y piedra.

jueves, 11 de julio de 2013

Un país llamado Arcad(i)a

Un país llamado Arcad(i)a

Ácida arcada
los ácidos corroen las columnas
de cualquier patio de luces

A mí no
Ácida
Me haréis.
Ya tengo bastante
Con los jugos
De mi estómago.
Vomitad sobre vuestro suelo
Vuestros juegos infantiles
Como cuando los crueles
Niños arrancan las patas
A los insectos—en ellos está el futuro
Y hasta el pasado—.
A mí dadme un pico y una pala
Y mi cansancio de oír
Arcadas que se tienden
Entre columnas
Que nada sostienen.

Dulce arcad(i)a

Sobre el estado general
De las cosas debo añadir
Pan y azúcar que ya no como.
Los mendrugos alisaron mi vientre,
La amargura me sacó de las casillas,
La tabla flota camino de las antillas
Occidentales a la península,
Tal como la salvación
De todos nuestros males:

Seamos sensatos
Por las luces y las cuerdas,
Por no perder la arcadia,
Para poder volvernos locos
Como dulces cabras
Tiernas y felices,
Con barbas y a lo loco
Trotemos vertiente abajo
La miseria de afluente
Que brota de las rocas
Que vamos golpeando
Meninge sobre meninge
Como si no fuéramos en el fondo,
Del valle de la arcadia,
No más que algunos bueyes
Con un lamento ojeroso,
Con un lamento ojeroso de buey
Que salta asustado
De su torcido peso
Sobre las pezuñas y la bilis,
La vejiga y el evacuatorio
De la montaña algo verde
Con acebuches y reclinatorios
Y estandartes rosas y rocosos
Donde nos abrimos de patas
Y los tobillos se nos quiebran.
Tan torpes somos, ¡ay!, tan limitados
En importancia nos bebemos
Nuestro propio cerebro
Pensando que de nuestro
Lamento ojeroso depende
El destino del mundo,
Y por qué no ya también
El del mismísimo universo.

Las estrellas poblando esta noche
Nos contemplan en nuestra
Terminal palabra: arañitas,
Nada más que arañitas
Tejiendo con nuestras bocas
El silencio del abandono
De lo que somos: bueyes en el establo
De la vida, soberbios bueyes tuteando
El fragor de la noche blanca, bueyes
Con mitra de reyes como los cretenses
Ya muertos seamos indulgentes
Con nosotros, convirtámonos
En cabras, cabras con luces y ligero
Peso sobre la arcadia,
Nuestro país, nuestro territorio.

Arcadas para tipis

Acababa de parir la india en la pradera cuando el gran manitú se le apareció para decirle:
olvídate de la depre post-parto y corre a tu nación, sí, esa entre los que naciste,
hazles ver su locura, se creen búfalos o bueyes.

—¿Alguien recuerda
Cómo se orina
Con cuatro patas?
¿Cómo piensa una
Frente con cuernos?
¿Cómo espantar una mosca con el rabo
O se mastican las aulagas, las retamas,
El lentisco o el romero?
Piedras sólo conocemos
Por nuestro riñones, he aquí
El claro ejemplo de nuestra
Desmedida inteligencia:
Miramos con los órganos excretores,
Tejemos con las patas traseras,
Bebemos whisky y cerveza
En vez de agua del corriente río.
La pradera nos mira
Con vergüenza ajena, le pesa
Nuestra locura como patria.

Las flechas se frotan
Entre sí ronroneando
De placer porque se cierra
El círculo de nuestros tipis,
Nuestro yugo, nuestra yunta,
Nuestra arcada. Ellas
Se las prometen lanzadas
Y felices en nuestro país,
Nuestro territorio de toro
Y pezuñas izadas
Contra
Nuestra
Propia
Frente—.

La india miró sus pies,
pidió perdón a manitú,
viró sobre sí
y volvió a su depresión
Post
Parto.

miércoles, 10 de julio de 2013

Duelos

Conservar la decencia de doler por nuestros vivos, no por los que hemos perdido.
Creo que la conservo.
Creo.

Al sur del Alentejo, a Portugal

Al sur del Alentejo, a Portugal

Un rosal en la frontera me avisa:
para valorar la diferencia
sólo hay que darle la vuelta.

(leer en clave de soul)

Al sur más allá del Tajo
no llegó el oro de Europa
con sus fondos feder-
er suh… al soul
de más allá del Tajo,
las encinas son ufanas
naderías oficiadas
no sé si por las cabras
o una motosierra gigante
que alenteja por abajo
y por arriba sus copas
negras sobre el amarillo
suelo y la tierra del escarbo
gris, tal vez la ausencia
que diera lugar al milagro
de servicio a la puerta,
resto que me extraiga
de esta vil onomatopeya
entre la legumbre y la ley seca
de un norte que sólo existió
unos miles (da igual cientos) de años
después de que inventáramos
los turdetanos el garum.

a otro tal felipe
y a un poeta encam(o)ado
debemos esta grieta
que separa, que ataja
un grupo o un pueblo
que llamaron hispano.
Portugal reúne mar
y aroma de marca
con la que me friso,
—también Saramago lo hizo
para surtirme de una metáfora
en la presencia—.
Que dios mismo bajara,
de norte a sur,
y dijera si es natural o designio
divino, él sabría sobre
sus mismas tropelías, quizás
una fruto
de sus tantos poemas,
que por cuatro reyes
(tal vez menos) y un poeta,
tanto nombre diferente,
tanto artificio de grieta,
tanta frontera y distancia
entre los feder encauzados
entre huertos y castañales
antes de el rosal de la frontera
y esos que nunca llegaron
a mis pobres encinas
con forma de lenteja.

lunes, 8 de julio de 2013

El escudo toscano

El escudo toscano
Este es el poema para amar
lo que no se conoce.

Sobre un sinople de tierra
Siena y tejas que se curvan
Por la mano del maestro
En levantar el skyline
De ciudades sobre colinas.
Nada habrá más
Que un muerto inacabado
Como mi cuerpo añadiendo
Pasos al puente viejo
Y los toldos de las lumbres
Respirando techo, agua,
Barro en un día de verano
Con olor a cañaillas
Y a blancos camarones
Como el mármol blanco.

El temblor volverá
A esculpir las murallas
Lirios de tus párpados,
Tantas esculturas, retratos de hombres
Sin mirada, sin vidrio
Transparente entre la piedra
De sus faces y la carne
De su alma.

Yo sin embargo
Siempre relacionaré
Mi estómago contigo:

Atravieso la medida de las colas
De los pájaros ya yéndome
Me espigo y te vengo
A mi suelo, tuyo eres
Blanco y aquejado
Grande, sin cama
Blanda, blanco
Del numen dentro,
El habitual
Deshielo
Del mármol con forma
Humana.

Sin suelo

Sin suelo

Escribo como pienso.
Solitaria magnificat
Emprende vuelo
Sobre los torquemadas
Y los dependientes de tiendas
De cuadros donde te retratan
Formando parte del grupo
Que no pintan nada ni con óleos
Ni con sintéticos pigmentos
Que asocien el libre canto
Con la justicia de la muerte
De uno mismo
Sobre tantos cadáveres hinchados
Con guata blanca.
De almohadas se visten
Los cielos inconclusos:

Ando
Alejada
Apartando
Actos circunflejos y generosos
Aluviones de metafísica cuantía,
Atravesada,
Atrapada,
Asustada,
Al alabo de ciertos y deshechos.
Ando ensimismada con el tiempo
Asolante de esperanzas.

viernes, 5 de julio de 2013

La Esperada

(Ver foto AQUÍ)

La Esperada

Se emborrachan las ubres
Ebrias de contenido vital
Y calamitoso estrépito
Que los otros pechos proclaman:
Manan leche jerigonza.

Metralla cubierta
De sierpe sabia
La víbora honda, la de la cabeza grande,
Anida bajo los romeros en flor,
Entre las piedras y el polvo,
Pero su piel no se mancha, su líquido
Ubrerino advierte:
Si me pisas, no sabré defenderme
Como del sol que oculto
Con las manos su resplandor
Llagará mis palmas
Abiertas
A la esperada.

Mientras, he construido
Pozos artesianos.

(Sofía Serra. La exploradora)

jueves, 4 de julio de 2013

La encrucijada

La encrucijada

El pánico es producto de la duda.
Me varo a mí misma. Esta inercia
Quietante me traspasa
Hasta hacerme engrudo,
Lisa mojonera, capitán

O chanquetes de la orilla.
Yo, mitocondria multiplicada en tantos pececillos
Como caimanes que se comen
Mis tobillos generosos.
Para la tierra, su ensalmo.
Para la ciencia, su asiento.
Para mí sólo el calvero sea
En esta fotografía tomada desde el aire.
Huyo sin moverme de la cruz
De tierra blanca.

He llegado
Pero no
Sé a donde.

Al río Betis (Gutierre de Cetina)



Al río Betis

Betis, rio famoso, amado padre,
Que con paso tardío
Haces tu curso al mar acostumbrado,
Mientra así oscura está la antigua madre;
Oye en el canto mío
Las quejas de un pastor desventurado,
De un hijo que algún tiempo ha celebrado
(A pesar del grosero y bajo estilo)
del Indo al Tago y del Danubio al Nilo.
Oye pues mi pesar, mi desconsuelo,
Mi temor y mi recelo;
Lleve consigo el viento embravecido
La memoria del mal fiero, rabioso,
Y mientras dura el son de mi gemido,
Llora padre piadoso,
Y si el tributo usado al mar envías,
Do tus lágrimas van vayan las mías.

Lleve el viento la voz, como se lleva
La mísera esperanza;
El llanto lleva tú, y el sentimiento
Quede solo conmigo, y haga prueba
Si la desconfianza
Pudiese destruirme el sufrimiento.
Mas ¡ay! Que este vencido pensamiento
La fuerza de mi fe, la del deseo,
Lo rehacen de nuevo y lo levantan
Cuando los males más, más me quebrantan
(Haciendo del sentido otro Anteo).
A todo cuanto veo,
Los ganados, las yerbas y las fuentes,
A todos soy molesto y enojoso
A las fieras, al cielo y a las gentes.
Llora, padre piadoso,
Y si el tributo usado al mar envías
Do tus lágrimas van vayan las mías.

No quiero perder tiempo en recontarte
Mis pasados ardores;
No pienso recitar viejas historias.
Estas riberas pueden acordarse,
Tus ninfas, tus pastores,
Di mi perdido bien tristes memorias.
Los vencimientos sabes, las victorias
Que Amor hubo de mí, yo de él he habido;
Mas no son estos causa de este llanto;
No fue entonces el mal tan grave
cuanto fue la alteza del bien no merecido
El haberlo perdido,
Y el acordarme de él, sin él agora,
Me hacen de la muerte deseoso;
Pero mientra su daño el alma llora,
Llora, padre piadoso,
Y si el tributo usado al mar envías,
Dos tus lagrimas van vayan las mías.

Bien sé que deste mal la mayor culpa
Querrás atribuirme,
Porque estando tan bien osé mudarme;
Mas si aquella beldad no me disculpa,
Que pudo destruirme,
Baste el hado cruel para excusarme.
No me valió el huir, no el alejarme,
No aprovechó el discurso y la cordura;
No el hacerme yo fuerza resistiendo;
Todo lo fue gastando y deshaciendo
De Amarílida el trato y la blandura.
Quiso mi desventura
Ponerme nuevo yugo
Tan fácil al principio y tan sabroso
Cuanto ha sido después pesado y grave.
Llora, padre piadoso,
Y si el tributo usado al mar envías,
Do tus lágrimas van vayan las mías.

Contento de mi suerte tal cual era
Por no andar peregrino
Buscando mejor pasto a mi ganado,
Pasaba yo mi vida en tu ribera,
Cuando nuevo camino
Para nuevo pesar me mostró el hado.
De la bella Amarílida avisado
Fui que el amado río atrás dejaba
Libre de sujeción, y que quería
Mudar patria, costumbre y fantasía,
Do lo cual me juró que se alejaba
Por ver que se acercaba
A tus hermosas ondas, do tenerme
Cerca de sí quería y con reposo,
Segura para siempre de perderme.
Llora, padre piadoso,
Y si el tributo usado al mar envías,
Do tus lágrimas van vayan las mías.

¡Cuántas veces la vi certificarme
Que dejaba aquel río,
Y el Tago, do vivir también podía,
Por tenerme más cerca y por tratarme,
Porque el ganado mío
Gozase su pastor siquiera un día!
Jurar la vi también que ya tenía
De Pisuerga tan libres los cuidados,
Que no dejaba atrás rastro ninguno;
Que deseaba ver paciendo en uno,
Por tus riberas andar nuestros ganados.
Los ardores pasados
Veníamos mil veces acordando
Por hacer el camino más sabroso.
¿Para qué mi dolor voy relatando?
Llora, padre piadoso,
Y si el tributo usado al mar envías,
Do tus lágrimas van vayan las mías.

¡Ay, Dios! Si me durara aquel camino
Cuanto dura la vida,
O la vida con él se me acabara;
Si de un trato tan blando y tan continuo
Huia de dar caída
¡Pluguiera a Dios que nunca lo gustara!
Mas, ¿quién creyera tal, quién lo pensara,
Viéndose así tratar tan blandamente?
Quién se vio como yo que no creyese
Que tal contentamiento eterno fuese,
Siendo eterno el autor que el alma siente?
¿Cuál piadoso bosque o fuente
Vimos en el pasar que no haya sido
Castigo de mi bien? ¡Ay qué rabioso
Es el recuerdo, Amor, del bien perdido!
Llora, padre piadoso,
Y si el tributo usado al mar envías,
Do tus lágrimas van vayan las mías.

Pisuerga sabe bien que fue testigo
De mi dolor primero,
Si de todo mi mal recibe el pago;
Y si fuere mayor del mal que digo,
También lo sabe Duero.
Tormes lo sabe bien, sábelo Tago,
Que la vieron pasar. ¿Con cuál halago
Me regaló viniendo ora por verte?
Y aún tú, Betis, también viste una parte
De mi felicidad, mientra con arte
Simulaba el engaño de mi muerte.
Pues quien tan buena suerte
Perdió viéndose tal, sin ella agora,
Mira si con razón vive quejoso
Del cielo, del amor de su pastora.
Llora, padre piadoso,
Y si el tributo usado al mar envías
Do tus lágrimas van vayan las mías.

No descubrió en llegando las cautelas
Que agora ha descubierto
Por abrasarme más, por encenderme;
Más atenta a pacer sus ovejuelas,
Con mañoso concierto
Se comenzó a tratar y a entretenerme;
Ni mostraba soltarme
Ni dar vida a mi mal ni nueva muerte.
Cuando estaba más blanda y cuando dura,
Yo, que andaba engañado en mi locura,
Todo lo atribuía a la buena suerte;
El nudo estrecho y fuerte,
Que sólo entre los dos ligó Himeneo,
Y en verme en posesión, menos cuidoso
Me hicieron del daño que hora veo.
Llora, padre piadoso,
Y si el tributo usado al mar envías,
Do tus lagrimas van vayan las mías.

Agora ni me trata ni entretiene
Ni mi vivir le agrada,
Antes huye de mí como de fiera;
Y si donde yo estoy acaso viene
Se muestra tan trocada
Que no parece ser la que antes era.
No la puedo entender ni sé qué quiera;
Lo mesmo que me hiela, eso me enciende,
Y lo que más me ofende
Es no saber de qué se satisface.
Eso es pues el dolor fiero, rabioso,
Que en llanto me consume y me deshace.
Llora, padre piadoso,
Y si el tributo usado al mar envías
Do tus lágrimas van vayan las mías.

Betis, río famoso,
Recibe esta canción en tus honduras,
Y mientras lloro aquí mis desventuras.
Llora, padre piadoso,
Y si el tributo usado al mar envías
Do tus lagrimas van vayan las mías.

(Gutierre de Cetina)

Esta entrada fue publicada por primera vez en "La fuente" el 18 de Junio de 2012.

miércoles, 3 de julio de 2013

A mi pueblo, a mi desconcierto

A mi pueblo, a mi desconcierto

En este muerto contenido
al que abrazas y consuelas
por deseo de su propia muerte,
en este bello ejemplar de ciervo
ligero y pesado de tantas muelas
y dientes rumiantes,
de tan onerosas alforjas
que no tienen fondo,
que huecas deslizan
el aire que por la boca
les entra y por el culo les sale,
en este muerto y denso
aire de oftalmologías
imposibles pues ni ojos
ni pestañas siquiera te caben
en ese rostro pernero,
en ese rostro carnero,
en ese rostro pétreo
de meseta inasumible,
centinela vestido de colores brillantes,
en esta muerte tuya,
yo te abandono:
Eres un pueblo muerto
sin fantasmas,
un pueblo herido
de su misma muerte,
un cuerpo inerte
exhalando un aroma vivo
de fragancias que nunca
se hunden y siempre preguntas,
siempre preguntas
el porqué y el desconsuelo
de este olor a rosas que entierras
mano sobre mano bajo
tu zócalo de piedra
tumban

la luna, el sol, la paz
de algún refresco asociado
al martilleante fuego arenoso
concupiscente o semioculto
bajo las flores de lavanda
visitadas por la mariposa
de la col, blanca como las paredes
de mi alquería… ah, qué solaz
que no perdí, soldadito boliviano,
por mucho que dispararas
a sienes, por mucho
que trucaras valles y cordilleras
en busca del corazón palpitante
de la luna grande cuando
se asoma por los andes
de mis luces. Soldado enorme
corazón y las venerables
soledades, los cierzos
en pleno mes de julio y el viento
de suroeste aterrizando
sus mejillas de océano
sobre el páramo agreste
y mesetario:

el desconcierto, la lección
de amor dada, la grata
complacencia de una voz lejana,
las orillas y los pasos serenos
sobre la arena, el agua del mar
dentro de mi frente,
y un “no sé” hasta que la salud
tenga nombre de nuevo
y pierda la enfermedad
el suyo de muerte,
o España.

Extinciones

Extinción de volumen

Se acabó el mundo
en la forzada pausa de verano,
se esfumó la paranoia,
se encontró valiente
la aurora convivió
con la noche y mi noche
se hizo raya en el agua
de un día que no sé
si debe amanecer.
Para qué amarnos si todo acaba
siempre, si todo invita y ciñe
el constante desasosiego, la corona
de laurel seco deshecha
entre los dedos y la mirada…
La mirada
y nada.

Vacío sin límites luego
no hay forma
de llenarlo.


Extinción de tiempo

Al final de estos años
y lentas paciencias poso
mi esperanza en Dios,
en el que no creo.

De un proceso artístico preciso
a la juventud del día que dicta
el cable sin medida del canto
de los vencejos y los mirlos
ya durmientes, ya cansados
de tanto ser oídos por mí.
Ni el paraíso posee nombre
de médula o lavatorio
de esquinas donde apoyarme,
abaratadme, por favor,
dios y hombres,
abaratadme para que pueda
morir lejos de mí, sin carne,
sin espíritu, sin aire de mis días,
sin suelo, sin tierra
donde medirme, sin mente
que me carcoma, sin noche
clavada en el entresuelo
de goma del momento
que no pasa ni sucede.

martes, 2 de julio de 2013

Yellosky

Yellosky

son los sabios visitadores
los mosquitos de esta noche,
la luz amarilla no los aleja
de tu carne. la puntilla en
la nuca me superó en la meta.
Llegó ella antes y yo
me quedé creo que allá
bajo la luz amarilla
del porche mientras
el mundo se hacía.
También perdí la cabeza
y algo de alma bajo la luz
amarilla llegué
al lugar infrecuentado.

lunes, 1 de julio de 2013

Sobre "La exploradora"


La exploradora es un poemario que me está costando sangre lograr organizar. Sé que ella llega, pero tengo que conseguir mostrar cómo lo hizo. Sus huellas aparecen, pero todas enmarañadas en un enorme ovillo. El hilo entra y el hilo sale claramente, pero desenredar el nudo que se hizo está pudiendo con mis nervios.
Paciencia, buena letra y algo de disciplina, algo de la poca que poseo.
Ha llegado la hora de comenzar su índice, así, sin haber llegado al final, índice provisional. Distintos los poemarios, distintos los métodos, aunque siempre escribamos los mismos, tal como siempre hacemos la misma fotografía.
¿Es que puedes ser otro? Con dejar de ser ya es más que suficiente. Éste es el paso que obviamos cuando usamos la plena consciencia. Ésta es la clave. Cuando la exploradora escribió y describió su itinerario, logró dejar de serlo. Dejó de ser exploradora para pasar a ser explorada. El shock. Ahora me toca vislumbrar las huellas de la otra mirada para así poder dejarlas expresas, por activa o por pasiva, en el poemario. Para que éste pueda ser leído por cualquier otro.

De la tribu Pies pequeños (el shock)

De la tribu Pies pequeños (el shock)

Llegado el freno y cierta estación
Estancada entre las arenas blandas,
Tan difícil se hace salir del mar
De la ausencia, de la cinta transportadora
Que me llevaba solitaria y púdica
Ahora ya sin huerto
Y sin pienso luego veo sin
Porvenir ajustado a las suelas
De los zapatos sin a-las,
Clávame, húndeme, sepúltame,
Encrucijada sin rosa ni espin
Illas que romperme
Contra el bordillo de las aceras.
Las aves migran
Plumas a otros suelos,
Otros cuentos de suelos.
El mío encharca el horizonte:
Perfil huele el aire
Buscando la terquedad
Del misterio, encendidas
Mis mandíbulas se aprietan
Contra sí hasta
Que mi oído revienta.

Continúa el tren rodando.
Mis pies calzan ataúdes
blancos.
 
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