ella
¡qué bien llueve!
qué bien lo hace todo el agua
tan sonora y rica,
mente sin ordeno
y mando tan libre
sin imposibles,
como ella sola,
sin
embargo
qué perfecta y bella
sabe amoldarse,
encauzarse sin sufrir
deterioro ni ella ni sus ellas,
siempre suya y de todos,
siempre una y millones,
¡el agua clara!
él
descanso y arcano hueco
para que él pueda
sentarse si lo desea
reposar sobre el agua
clara:
dorada emerge la roca
liviana y nube que construye
la hermosa cueva donde descansa
viendo acostarse la luz en el techo
y las sombras en el mar
sin oleaje.
sus ojos se cierran como dos banderas
a punto de quemarse, de hacerse fugitivas
del camino de estériles esmeriles,
las raederas clavan sus romos
dientes en la roca dura y fría.
Mas tú eres un mundo
tierno, nuevo y libre.
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