La osera
La albina
No quiero ser pública, vívida
lívida
pública
no quiero
alba. Tú,
imparable tú.
La nevera
Se me quedan los versos fríos
en la bodega de los tiempos.
Somos dos.
Tu osa y la mía
juegan juntas en la cabecera
de esta cama.
Mis pies se valen
por sí,
no sólo del frío.
El hombre oso
Crearte para ti.
Me detengo para atusarte el bigote.
Eres más bello mientras
más ríes conmigo.
Penélope
ayer fue un día para no dormir.
Becada por mi faringea
duda
logré
el título en
id(i)opatía:
he vuelto.
Somos el nido surgente
que siempre permanece.
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