domingo, 24 de febrero de 2013

La compañía del ciprés

La compañía del ciprés

(A un ciprés arrancado por el viento)

se me quitan las ganas
de escribir más allá
del bien, o del mal
se me quita el miedo
de vivir el medio
de ser inmortales
en la práctica, diaria
súplica hecha cruces
en el tronco del árbol del valle
de los caídos por tanto
insuficiente yugo
ajeno a ciencia
sanadora aguza
flechas clavándonos
esperanzas como si
fuéramos puro ruido,
para basura pura
piedra morrena glaciar
retumbando enrarecido
arrastrando tantas trazos,
tantas cruces, tantas troncos
corpóreos como tantos
brazos que crucificamos
y cuadramos día a día
allá en la cima de la montaña
nevada
de papeles
de voces flagelantes
desde bocas inmundas
desde almas grasientas
con barbas
donde ni cabra ni monte
o matojo
crece. Nos clavan
tan lejos
que ni la campana
de la aldea repica
por nuestros muertos
árboles negros y secos.

Sólo el ciprés se tumba para acompañarnos
en nuestra huida.
Él verde siempre
tiempo amándonos
tal como somos.

Tal como somos…
Y quién puede saber
lo salvo
el ciprés caído…

Sofía Serra (De La clave está en los árboles)

1 comentario:

  1. "...¡Cuántas veces contemplé los cipreses tristes y alargados y busqué bajo ellos la sombra y la templanza de la tarde..."
    Tus versos invitajavascript:void(0);n a soñar querida amiga.
    Un abrazo y feliz tarde en este domingo tan frío.

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