miércoles, 7 de diciembre de 2011

Lamento del despoesido

(Correcciones "El muriente")


Lamento del despoesido


he tenido delante a la pelirroja espera,
mas esquivé sus verdes manos
y afilé mis hombros lomando peñas.
Ahora surco camino de las nieves,
ahora descubro cuán pesada losa
mi gravedad de hombre
sin plumas y sin mi garganta
fue.


El hielo tatúa oleosos fríos
en mis antebrazos brota
loctite entre los párpados
de mi hipocampo sin meninges
ni bola de cristal


para ya adivinar,
—aunque solo fuera—
que el sol que me devuelve
inundaba el día
porque en mi saliva se posó
la imperfecta rosa roja.


Este lamento que desdoblo al aire
encaja el terco objetivo en mi frente:
yo no puedo verme. Beber
del deleite le fue dado
a mi boca menuda y hueca,
la osa cavó la cueva,
pero mi agujero negro
rebosó en la espesa mesura
de mis células, fotovoltaicas
con que sólo hubiera corrido
el pestillo:
abrir los verticales miembros,
cerrar la horizontal
a tanta bombilla de bajo consumo
de mí mismo.


Se me despeinan los codos
se enmuñonan estas rodillas,
se me esfuma el bajovientre,
mano tanto velo inerte y denso,
tanto humo plomo a lomos
de esta mañana espalda
que doblo y vierto hoy
con fauces lágrimas
que me engullen.


(Sofía Serra, El muriente)

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