jueves, 5 de mayo de 2011

El precipicio

El precipicio

Allí estaba ella, él entregado a la libertad
donando sus capicúas flores,
flores como orgasmos quietos,
arrítmicos, suspensos de lámparas
implícitas sobre el escenario.
La jornada partió el camino,
el camino se sostuvo colgado
de los dos salientes sobre el río,
el río fue un hilillo de baba
resbalando por la comisura
izquierda de tu boca.

¿Hasta cuándo dormirás
ahora que han encendido las luces
los vecinos y puedo contemplarlos
eliminando las huellas de su crimen?
Qué bello el río recorre
la calle al fondo
cristalina llego
me rompo y estarzo sobre los adoquines.

Adolezca de todos los gozos
con tu nombre mientras
no te averigües mientras
no te sane la solícita
costumbre de dormir al viento
del voyvén.

Tú y mi despedida de ti.
Tan lejanos vados.

Sofía Serra, Abril 2011

3 comentarios:

  1. Me gusta.

    Un beso de azahar, Sofía.

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  2. :), gracias, Eloy. Tengo algunas miradas recientes para ese beso de azahar, a ver si doy con la suya.
    Un beso sin preguntas

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  3. No te conocía! Me gusta mucho tu inercia poética! Un saludo!

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