miércoles, 2 de febrero de 2011

Logotipo para Bohodón y algunos recuerdos



En los últimos días, mejor, semanas,  he estado diseñando este logotipo para Bohodón (está de más, pero el marco gris es sólo el soporte sobre el que suelo mostrar las imágenes, es decir que no pertenece al propio logotipo en sí). Se trataba de intentar una especie de afiche que sirviera para situarlo en las páginas de cada libro con el fin de enlazarlo a su sitio en una librería virtual que la editorial ha creado y desde la que se puede acceder a la adquisición de cada libro vía "sin intermediarios", es decir, comprándolos a la propia editorial. Me hacía mucha ilusión por el nombre tan bonito que la reconoce   y porque volvía a retomar un trabajo en el que durante años estuve más implicada. 

A decir verdad, cuando me inicié en el mundo de la informática. Recuerdo que al ser de letras,  y cuando esto de los ordenadores iba adquiriendo cada vez más importancia en la mente de los españoles, era de las que no quería ver un ordenador ni en pintura (hablo como de hace unos 15 años). Los "reconocía" porque mi cuñado era/es programador, cuando aquí casi nadie sabía ni lo que eso significaba y porque a mi hermano, que era  más joven de la familia, se le compró uno siendo aún estudiante. Éste aún funcionaba tan sólo a través del sistema MS-2. Me recuerdo perfectamente intentando empaparme el manual que mi hermano por aquel entonces adquirió para hacerse con su manejo.

Posteriormente, cuando ya me casé y nuestro hijo cumplió 4 o 5 años estimamos que el ordenador se convertiría en un futuro cercano en una herramienta imprescindible para su educación, así que decidimos adquirir el primero de la casa, para que se fuera haciendo a su manejo. Mi cuñado nos instaló algunos programillas y como él sabía  de mi gusto por la fotografía (entonces sólo practicaba la analógica, aún no se habían inventado las digitales), la pintura al óleo, etc, en definitiva todo lo que tuviera que ver con el mundo de la imagen,  me instaló un "programita" (entonces no existían los  problemas  de hoy para usar copias sobre ellos) con el que justo me inicié en el mundo de la informática, el Corel Draw.

Yo seguía resistiéndome al ordenador. Hasta que abrí el susodicho programa. Los ojos igualmente  se me abrieron, como platos.

Así que, como suele sucederme con todo lo que despierta mi interés, me embarqué de lleno en el aprendizaje de sus intríngulis. Adquirí la versión oficial junto con el manual, que me empapé entero.
Total, que al final, me recuerdo perfectamente, conseguí manejar el corel  casi al 90%, cuando me veía,  por ejemplo, sin saber  usar un copiar y pegar en el sistema windows (lo recuerdo porque fue cuando comencé a adentrarme en internet y por entonces resultaba importante para el uso del navegador). Por aquel entonces diseñé algunos logotipos para empresas más o menos cercanas por conocimiento particular, así como catálogos de productos para otras. Recuerdo especialmente uno que hice para una empresa de jamones de la sierra de Jabugo, nunca se me olvidará, la de  bodegones con surtido de chacinas incluidos  magníficos jamones de esa zona, que iba improvisando sobre la marcha con la ayuda de telas y demás parafernalia que este tipo de trabajos requieren. Igualmente  unos carteles que elaboré para una empresa de alimentación que surtía de carne a las carnicerías de los supermercados Día de Sevilla; realicé una serie bastante amplia, unos ocho o nueve creo recordar que se llevaron muchos años adornando las paredes de esos recintos. Al principio me gustaba verlos. Conforme pasaba el tiempo, sentía cierto sonrojo, :), todo hay que decirlo, y ya después menos mal que por el normal paso del tiempo fueron desapareciendo de la vista.

O sea y retomando el hilo, que de alguna forma, o de todas, mi acceso a la informática llegó de la mano de un programa de diseño gráfico al que siempre recordaré con mucho cariño y le estaré agradecida, por el mundo que abrió delante de mis ojos. Después, y como la suite corel incluye un programa de edición de fotografía, el corel photopaint, entreví las posibilidaddes con respecto a ella. Aún escaneaba las copias que tenía resultado de los disparos con la analógica. La digital apareció casi inmediatamente después, y ya años después comencé a usar también el Photoshop para su edición en el ordenador. Hoy en día hasta éste ha quedado relegado a un segundo y hasta tercer término cuando de editar (revelar) disparos se trata.

Volviendo a esta especie de logotipo, no puedo llamarlo logotipo exactamente, busqué algo que pudiera utilizarse después para otras necesidades que pudieran surgir. Como contaba con un bonito nombre, perseguí la factura de alguna especie de icono que en cualquier momento pudiera ser usado aparte, y que una vez acostumbrado el espectador,  identificara al nombre de la librería. Lo he compuesto en modo rectangular por las necesidades particulares inmediatas y actuales, pero igualmente, caso de que se necesite, podría extenderse situando, por ejemplo, el nombre en horizontal y colocando el simbolito a cualquier lado o simplemente en medio sustituyendo a la "i", u otro modo de diversificación, sobre este mismo ortógono que el afiche compone aplicar cualquier sistema de conversión, ya pasándolo a un blanco y negro exacto, caso de impresión de documentos administrativos, por ejemplo,  o simplemente dándole aspecto que se requiera mediante la intervención de filtros adecuados, así como hasta en un momento dado poder cambiar la tipografía del propio nombre en sí, sin que por ello resulte roto el enlace mental que la creación de este tipo de artefactos lleva implícita.

Creo que en este tipo de trabajos resulta importante que lo diseñado lleve incorporado un abanico extenso de uso y posibles modificaciones, sin que por ello deje de identificarse como imagen de lo que pertinente sea, es decir, que resulte versátil, que la propia "marca" en sí no se sienta constreñida por lo que sea se elabore.

Dejo enlace aquí a mi libro (creo que sería cometer grave pecado de modestia excesiva dejar cualquier otro) para que quien lo desee pueda entrever cómo funciona. En poco tiempo la editorial anunciará la creación de la librería, cuando esté a pleno rendimiento, pero como ya está muy completa, yo no podía resistirme a registrar ya aquí algo que tan buenos (*) recuerdos me ha traído y en lo que he trabajado con muchísima ilusión.

Aquí el enlace a mi libro donde se puede apreciar el funcionamiento el artefacto.

(*) buenos para quedarme conmigo misma más allá del mundo y sus miserias. También malos al recordar a la empresa a la que le hice los carteles para los Día, pero como para ella ya elaboré mi propia venganza vía poesía y a modo de catarsis en poemas, ya puedo obviar su maléfica presencia en algunos años de mi vida...es decir, ya pude atragantarla con mis propias manos, aunque aún no están muertos del todo, esos males. Ya no depende de mí. Conglomerado somos esta sociedad que habitamos y hacemos posible.

3 comentarios:

  1. Qué bueno, "La presencia de la ausencia es el retrato de un hueco..." Me encanta.
    También me gusta el logotipo/artefacto que ya he probado.

    Sofía, te deseo lo mejor en esta andadura con libro en papel.

    Abrazos entre huecos receptivos.

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  2. :), muchas gracias, Ilkhi, eres un encanto.

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  3. Y un abrazo PRESENCIAL, que no te lo he dado, :)

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El cuarto claro by Sofía Serra Giráldez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial 3.0 España License.