martes, 15 de febrero de 2011

El muriente

Creo que ya ha aparecido título para este nuevo poemario con el que estoy y que anda aún con la primera marcha metida (creo que debe ser de motor de gasoil, ;) ."¿Te gusta conducir?", ¡sí!, ya sé que el anuncio lo hicisteis para mí, BMW, pero odio los  coches automáticos)


El muriente
Ante el misterio, cantar o callar.
Y me robaron el silencio
hace mucho tiempo.
Cansadas, las rémoras se duermen
al amanecer,
justo oriente.
Canta el mirlo cuando menos se espera,
ave nítida, tan límpido su eco
de montaña.
Un acervo incita,
no duele más, no instiga,
no pervierte el son.
Así que, recuperando un dios que no se oculta,
desde esta memoria hablo:
Mi pecado ha sido
recoger el caudal de genes que mis padres,
padres nuestros, amasaron
para nuestra fortuna.
Padres y madres míos
que engendrasteis este río,
mudad la desembocadura
desde este alba
al muriente,
que ya aquí pernocta la mañana,
que aquí, ya, transitan las corrientes,
que aquí en cuenta abierta, el mirlo canta
sosteniendo en su eco subacuático
todo aquello que, desde las aves y los peces
que poblaron nuestros pies
allá por donde entonces,
el tiempo con banco en el paraíso,
nos hizo
más hombres sin disimulos,
más hombre junto a la piedra de la orilla,
más hombre erguido sobre su bípeda simiente,
que ya otea el horizonte buscando la otra baya,
que ya la introduce en el estómago con su mano,
que más allá del árbol fuente bebe y la digiere,
que qué árbol sino aquél,
que el árbol que el ya hecho leña.

Para la hoguera
de la caverna.

Sofía Serra, Febrero 2011

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